Como un chaval amante de la ciencia ficción que creció en los 80, era imposible que la saga de El Planeta de los Simios no me afectara profundamente. Las películas clásicas, empezando por la de Heston, han envejecido regular, cierto. Pero para mí eran un escenario de aventuras fascinante donde se desarrollaba uno de mis mayores fobias personales: el derrumbe de la civilización frente al primitivismo, la violenta transición del urbanita moderno contra el salvaje tribal. Con el paso de los años y a base de visionados, mi cariño por las películas originales, y por la serie de TV del 74, fue creciendo alimentada también por los cómics de Marvel. A día de hoy sigo manteniendo cierta fijación que salta de lo anecdótico de la saga, como los mutantes, los gorilas a caballo con fusiles y los viajes en el tiempo, a los temas de base de la saga, tan importantes hoy como en 1968, por desgracia.
Lo mejor y lo peor de los humanos, está en los simios
Una de las principales temáticas que siempre me atrajo de la saga fue el colapso de la civilización, los conflictos sociales y el maltrato a las minorías, la ecología, nuestro papel como especie y nuestro sitio en el ecosistema, también son temas recurrentes que aparecen en estas historias y que siguen pendientes en la agenda de la humanidad. Lo mejor y lo peor de los humanos, nuestras estructuras sociales, la historia, la religión y el inherente amor de la humanidad por la guerra y la destrucción, todo, tiene un reflejo en la nueva y floreciente sociedad simia. Todo esto se teje en un universo complejo y rico que siempre me fascinó, pero al principio, El Planeta de los Simios no era así.
Si se parecía en algo a las películas era en lo que me parecían algunas de sus peores ideas
Recuerdo cuando descubrí la novela original de Pierre Boulle, autor también de "El puente sobre el río Kwai", porque quedé desconcertado. Y es que pensaba que se trataba de una adaptación de la película de 1968, pero en realidad, si se parecía en algo a las películas era en lo que me parecían algunas de sus peores ideas. Las diferencias entre la novela y las películas de El Planeta de los Simios son notables y reveladoras. Y no son pocas.
El Planeta de los Simios (1968)
Una novela interesante, una adaptaciones impactantes
Una de las diferencias más notables es la profesión del protagonista. Mientras que en las películas vemos a astronautas como protagonistas, como Taylor en la película original de 1968, en la novela, el protagonista, Ulysse Mérou, es un periodista. Esta elección narrativa es crucial, ya que proporciona una lente única a través de la cual observar y analizar los eventos que se desarrollan en la historia de manera casi analítica. Mérou, con su mentalidad curiosa y su capacidad para investigar, ofrece una perspectiva diferente a la de un astronauta, lo que enriquece la exploración de la sociedad simia en el libro, pero que para la película luce mucho menos que las trepidantes aventuras y desventuras del Tylor de Charlton Heston.
Otra diferencia destacada es el nivel de tecnología disponible para los simios. Mientras que en las películas, los simios carecen de tecnología avanzada como vuelo espacial, en la novela, los simios tienen ya acceso a tecnología de vuelo y exploración espacial. Este detalle añade una dimensión intrigante a la sociedad simia, mostrando una civilización más avanzada y sofisticada que en las películas y forzando más si cabe la comparación con la civilización humana. De nuevo, un escenario menos exótico y emocionante que el de la película.. Además, la capacidad de los simios para realizar viajes interplanetarios añade un elemento de asombro y maravilla a la historia, ampliando aún más el alcance de la narrativa, algo que se exploró tangencialmente en algunas de las secuelas clásicas de las películas.
El Planeta de los Simios
El final de la novela también difiere significativamente de los finales de las películas. Mientras que las películas ofrecen giros argumentales impactantes, como la icónica revelación de la Tierra post-apocalíptica en la película original de 1968, la novela ofrece un desenlace más sombrío y contemplativo. En la novela, los protagonistas abandonan la Tierra en busca de un nuevo hogar, lo que refleja una visión más pesimista sobre el destino de la humanidad y su relación con el mundo que la rodea. De nuevo, esa idea de fondo está también aquí y allí en algunas de las películas, pero en plena Guerra Fría la sombra del terror nuclear parecía más atractiva para los espectadores. Esta diferencia en los finales ofrece una nueva perspectiva sobre la historia y sus temas subyacentes, como la ecología, invitando al lector a reflexionar sobre temas que puestos en las películas parecen tocarles más de cerca.
El planeta de los simios (1968)
El final de la novela también difiere significativamente de los finales de las películas
Otros elementos que se destacan en la novela, pero no se exploran completamente en las películas, incluyen el papel de los experimentos científicos en el tratamiento de los humanos, la interacción entre humanos y simios en múltiples planetas, y el uso de la teoría del condicionamiento de Pavlov para controlar a los humanos. Estos temas añaden profundidad y complejidad a la trama de la novela, y tienen su eco en algunas adaptaciones, ofreciendo una visión más matizada de la relación entre humanos y simios y las implicaciones éticas de la experimentación científica, pero las películas parecen mucho más directas a la hora de plantear sus preguntas al espectador de lo que Boulle, más comedido y con otras prioridades, hace con el lector.
No me olvido, aunque lo intento muchas veces, de la versión de Tim Burton de El Planeta de los Simios, que destacó por su enfoque en la acción y el espectáculo visual, más que en el desarrollo narrativo. Si bien ofrecía una experiencia visualmente impresionante, su contribución a la mitología de la saga y al género de la ciencia ficción fue limitada. Considerada como un remake anecdótico, esta adaptación carecía de la profundidad narrativa necesaria para añadir valor significativo a la franquicia.
La Guerra del Planeta de los Simios (2017)
Ave, César
Tras el inicio de la nueva saga cinematográfica en 2011, mi amor por la franquicia no ha hecho más que crecer. Esta actualización y revisión del origen narrativo de esta mitología me hace disfrutar como un loco de las películas como espectador y como fan de la saga, tratando de encajar las diferentes piezas de una mitología muy compleja y rica que además, como pasa siempre con la buena ciencia ficción, no deja de ser un reflejo de nuestra sociedad, de nuestras bondades, traumas y fallas.
Si bien en las películas originales cada entrega tiene un foco narrativo diferente, las nuevas películas nos han llevado de la mano junto a César, una figura llamada a ser histórica dentro de esta peluda mitología, y que ha dado tanto de sí que ha encontrado respuesta argumental dentro de la misma historia tanto en su hijo, Cornelius, como en Nova, esa humana llamada a ser la primera de una nueva humanidad en un nuevo mundo. Los dos personajes sirven de enlace ya casi directo con los presentado en la primera película de los 60, cerrando ya casi un círculo narrativo de más de 50 años, pero a partir de aquí y con El Reino del Planeta de los Simios, comienza una nueva saga.
El amanecer del planeta de los simios (2014)
En las películas clásicas de El Planeta de los Simios, César es un personaje emblemático que encarna la lucha por la libertad y la igualdad. Interpretado por Roddy McDowall, César es un simio con una inteligencia excepcional que desafía las expectativas de su especie y lidera una rebelión contra la opresión humana. Su carácter valiente y su determinación inspiran a otros simios a levantarse contra sus captores humanos y luchar por su derecho a la autonomía. A lo largo de la saga, César se convierte en un símbolo de resistencia y esperanza para aquellos que buscan un mundo donde los simios y los humanos puedan coexistir en paz y armonía.
En las nuevas versiones cinematográficas de El Planeta de los Simios, César es reinventado como un líder carismático y compasivo que lucha por proteger a su especie y encontrar un lugar para los simios en un mundo dominado por los humanos. Interpretado por Andy Serkis, César es un simio con una profunda comprensión de la moralidad y la empatía, que busca una solución pacífica para el conflicto entre simios y humanos. Su viaje emocional y su evolución como líder son el corazón de la nueva saga cinematográfica, que explora temas complejos como el prejuicio, la identidad, el conflicto y el sacrificio en un mundo cambiante.
Batalla por el planeta de los simios (1974)
Una inteligente evolución temática
La evolución de la saga cinematográfica de El Planeta de los Simios se ha destacado por su habilidad para cambiar el enfoque narrativo de la perspectiva humana, representada inicialmente por personajes como Taylor, a un enfoque centrado en personajes simios, especialmente en el líder carismático y complejo, César de Serkis. En contraste con el típico "turista" humano que exploraba un nuevo status quo en las primeras entregas, César emerge como un testigo y motor del cambio de paradigma en la lucha por la dominación entre humanos y simios.Su desarrollo como personaje refleja una exploración más profunda de la humanidad y la moralidad, desafiando las nociones preconcebidas de superioridad humana y mostrando cómo los roles de poder pueden invertirse y desafiarse. A través del arco narrativo de César, la saga ofrece una reflexión más matizada sobre la naturaleza humana, el liderazgo, la justicia y el destino de las civilizaciones, convirtiéndose en un poderoso comentario sobre la condición humana y el potencial para el cambio y la evolución.
El reino del planeta de los simios (2024)
La saga explora también los peligros del progreso descontrolado y la caída cíclica de las estructuras sociales establecidas, mostrando cómo la arrogancia y la explotación pueden llevar al colapso de la civilización. A través de la metáfora de la lucha entre simios y humanos, y con el nacimiento de la sociedad simia, la saga aborda temas de discriminación racial, segregación y opresión de minorías sociales, la necesidad de igualdad y justicia para todos los seres y la tolerancia- No es poco. Además, hace hincapié en la importancia de la preservación del medio ambiente y la responsabilidad humana hacia la naturaleza, mostrando las consecuencias devastadoras de la destrucción ambiental y la explotación desmedida de los recursos naturales.
A través de la exploración de la relación entre humanos y simios, la saga cuestiona la supremacía humana y reflexiona sobre el lugar de la humanidad en el mundo natural, planteando preguntas sobre nuestra responsabilidad hacia otras formas de vida y analiza las estructuras de poder y las jerarquías sociales, mostrando cómo se perpetúan los poderes fácticos, políticos y religiosos, y cómo pueden ser desafiadas y subvertidas para lograr un cambio social significativo.
El planeta de los simios (1968)
El hecho de que las películas no se parezcan demasiado al libro original en realidad ha servido para que el cine explore algunas de las mejores ideas de la novela de Boulle y las mejore y las refuerce con otras de su propia cosecha que han sabido tomar muy bien el pulso de la sociedad real. Hay mucha ciencia ficción, pero muy poco ha logrado decir tanto de la humanidad como la de El Planeta de los Simios. No está nada mal para unas películas protagonizadas por monos.
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