Como lo es para muchos, One Piece es una de las series de mi vida. Todavía recuerdo cuando encontré en mi tienda de cómics el primer número de grapas que publicó Planeta, y la primera vez que vi uno de los capítulos de su anime en la tele. Aquel "Estira, estira" es difícil de olvidar. A día de hoy, sigo regularmente la publicación en la app de Shueisha de los nuevos capítulos y colecciono los tomos de la edición española. Seguro que muchos de los que estáis leyendo estas líneas os encontráis en la misma situación que yo. Si este es vuestro caso, seguro que os estáis preguntando: ¿qué tiene One Piece Odyssey que ofrecer al que lleva a los nakama tatuados en el corazón?
Para empezar, un pequeño jarro de agua fría absolutamente comprensible: One Piece Odyssey no ocurre en la actualidad del manga. Esto es lógico, pero es un pequeño bajón porque ahora la historia está en un punto muy emocionante. Con Nika, Vegapunk, los nuevo Yonko y el "tío de la paloma" volviendo a escena, esta nueva era de One Piece me tiene a tope. Por eso me ha apetecido menos dar un salto hacia atrás tan grande.
Lo que aquí sucede es anterior a Wano e incluso al arco de Big Mom, con lo que nos entrega a unos personajes de los que nosotros sabemos más de ellos que ellos mismos. Entonces, ¿dónde está el interés de la historia de este JRPG? Pues en una de las nakama favorita de todos y que lleva el peso del gran enigma de One Piece: Nico Robin.
Los años vacíos, el gran aliciente de Odyssey
Los nakama llegan a una isla, a Waford, en la que hay ruinas que conectan con la historia de Jaya y de Skypea. Los líderes del mundo se muestran preocupados desde Mary Geoise del desembarco de los Sombrero de Paja, por lo que te morirás de ganas de saber cuál es es el secreto que esconde esta tierra. Al poco de llegar, aparecerán nuevos personajes que se enfrentarán a Luffy y los suyos, veremos nuevos poderes y un desarrollo de la historia muy propio de un juego de rol japonés. La verdad es que me ha recordado bastante a los ritmos de un juego de Gust.
El título ha sido hábil para contar con una historia interesante pese a no discurrir en tiempo actual
Además de que el título ha sido hábil para contar con una historia interesante pese a no discurrir en tiempo actual, tiene otra cosa buena: su presentación, estilo artístico y gráfico. No es el más puntero del mundo y no siempre es especialmente acertado. A veces tiene demasiadas ganas de mostrar texturas más o menos reales en lugar de ser puro anime, pero consigue captar a la perfección el espíritu de One Piece. Las pullas entre Zoro y Sanji, las tonterías de Luffy y la debilidad graciosa de Usopp están muy conseguidas. Vamos, que One Piece Odyssey se las apaña muy bien para captar nuestra atención.
Donde el juego tiene más problemas es en su estructura jugable. Las primeras horas de juego que he podido jugar son demasiado lineales. Esto de por sí no es un problema, claro, pero sí que Luffy avance tan despacio y que a Odyssey le cueste tanto ofrecer cosas chulas que hacer mientras recorremos sus pasillos. Es como si quisiera alargar de forma artificial los viajes de un punto a otro, y eso molesta.
Como JRPG, One Piece Odyssey no es malo, pero sí justito
Me ha puesto muy nervioso la manía que tiene de hacer fundidos a negro cada vez que el juego decide iniciar cada minúscula conversación, o lo lento que es recoger cosas del suelo. Por fortuna, y como buen JRPG, hay mazmorras. Aunque la tónica sigue siendo una linealidad demasiado lenta y con excesos de pausas, hay un pelín más de exploración que se agradece un montón.
Las habilidades de Luffy permiten encontrar salientes en los que asirnos, lianas por las que subir y muros que romper, pero para poder usar las suyas y las de sus compañeros primero hay que encontrarlas. Por un motivo que descubriréis, las han perdido, se han convertido en cubos y toca rescatarlas. Eso guía parte de la exploración.
Los combates por turnos también pecan de ser lentitos. Por fortuna, hay un botón para acelerarlos, pero me he quedado con la sensación de que el ritmo de juego no está bien calibrado. Unos pasillos con más secretos, mejores conversaciones, vistas más interesantes y más velocidad le habrían sentado genial. Eso sí, las peleas no son aleatorias, tenemos que tocar a los enemigos para iniciar la contienda, son bonitas de ver y tienen un par de ideas interesantes.
El sistema de batalla se basa en un piedra, papel, tijera de manual, solo que aquí se llama poder, técnica y pistola. Podemos cambiar de nakama dentro de la pelea para atacar con el mejor de una forma parecida a la de Final Fantasy X. Es muy acertado que durante las peleas se formen distintas áreas con enemigos diferentes. En una está Luffy, en otra está Zoro con Sanji… Y representa muy bien la tónica habitual del manga: cada uno va a lo suyo y al final del arco argumental se encuentran.
Los combates tienen buenas ideas, ojalá fueran algo más difíciles
Cada personaje cuenta con un buen número de técnicas especiales muy vistosas, y tendremos que recurrir a ellas para completar misiones concretas que se nos plantean durante las peleas. Por ejemplo: puede que Usopp esté rodeado o que haya que curar a Nami. Son pequeñas acciones que nos obligan a replantear nuestra estrategia para llevarlas a cabo. El problema es que, por lo general, las peleas se hacen muy sencillas.
Durante estas primeras horas de juego, lo que más me ha gustado han sido los nakama
Durante estas primeras horas de juego, lo que más me ha gustado han sido ellos: los nakama. Están muy bien recreados, sus conversaciones son muy divertidas, se comportan como se tienen que comportar y están bien retratados. Sin embargo, la parte de JRPG hace cosas que no me gustan tanto. El avance es algo lento, los combates no acaban de brillar y a la exploración le hace falta más magia. Cuando pueda disfrutar del juego completo, podré comprobar si esta parte, algo más floja, se pone al nivel de la representación de sus protagonistas.
Eso sí, pese a estos detallitos, me parece el mejor juego de One Piece que he jugado hasta el momento. Y estoy seguro de que si eres fan y te gusta el rol, sabrás pasar por alto estos detallitos. Lo sé porque yo estoy en ese punto. Aunque el Anton Ego que vive en mí le encuentra problemas y tiene que criticarlos, el fan con el que comparte sitio en mi mente tiene ganas de seguir jugando un poco más. Quiero ver a dónde me lleva la historia, pero, sobre todo, quiero pasar más tiempo con estos personajes a los que adoro, volver a acampar con ellos y vivir nuevas aventuras. Y esa sensación sabe dártela este juego.
Con sus "peros", One Piece Odyssey es un regalo para el fan del anime
Tengo ganas de saber cómo se amplía el mundo, si se hace más libre el desplazamiento, si veré retos verdaderamente complejos o cavernas mejor formuladas, pero creo que es un producto que sabe subsanar sus flaquezas con un buen uso de la espectacular licencia que acoge. Esto en Steam Deck va a entrar sin esfuerzo.
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