A veces pienso que ojalá volviera a ser tener 12 años para disfrutar de lanzamientos como Zelda: Tears of the Kingdom. Sin embargo, tengo que afrontar la realidad de que he alcanzado los cuarenta y mi cantidad de tiempo disponible es muy limitada. Entre las labores de trabajo y familia, me queda poco tiempo para dedicar a aquellos videojuegos que más me gustan, y es entonces cuando tienes que priorizar y escoger bien las experiencias que se adaptan a tus circunstancias. En mi caso, he encontrado en la nueva aventura de Link a un aliado perfecto.
Me diréis que estoy loco: ¡si es un juego que dura como mínimo 60 horas! Sí, lo sé, como también soy consciente de que podría estar fácilmente el doble o el triple de tiempo si es que me parase a descubrir todo lo que contiene. Con Zelda: Breath of the Wild me pasó algo similar, porque comparte su base conceptual, y es que estos juegos están diseñados de tal forma que puedes estar todo el día sentado frente a la pantalla, pero también 20 minutos si es que no tienes otra alternativa. Y te lo pasas bien… y mucho. ¿Cómo es posible?
60 horas (o más) que estoy jugando a mi propio ritmo
Siempre se ha hablado mucho sobre la libertad de los últimos juegos de Zelda, atendiendo al alcance de sus mundos abiertos, pero la verdadera magia está en que siempre hay algo nuevo que hacer. Los desarrolladores dijeron que la forma de diseñar el juego fue plantear el mapa y después colocar todos los templos, santuarios, ciudades, actividades y secretos. He escuchado más de una vez quejarse a algunos usuarios de que el entorno de Hyrule estaba desierto, aunque no puedo estar más en desacuerdo. A poco que caminas, te encuentras algo que te distrae de tu camino.
Esta estructura descentralizada, al estilo sandbox, en que no hay imposiciones por argumento, es lo que permite que tengas tanta libertad para afrontar la aventura. Esto hace posible que, antes de irme a dormir, encienda la Nintendo Switch y supere un santuario en 5 minutos, me dirija a la atalaya más cercana para desbloquearla y puede que hasta encuentre a algún kolog por el camino. El próximo día, si me apetece, puedo irme a Kakariko a comprar equipamiento, mejorar de resistencia y liarme a conversar para ver qué se cuece por la zona.
Lo que hace que Zelda sea tan versátil y se adapte tan bien a mis necesidades es que hay un millón de cosas por hacer. Algunas tareas pueden ser tan sencillas como ayudar a sostener los postes de Kabalit, encontrar a los fantasmos o ponerme a cocinar alguna receta que he aprendido al visitar la posta más cercana. Sin embargo, también podría darme por visitar alguna de las regiones del mapeado (Zora, Gerudo, Orni o Goron) para activar la historia principal e ir completándola poco a poco, porque incluso estas secciones están divididas en misiones.
Para mí, lo bueno de ZBOTW y ZTOTK es que para jugar no necesitas ir directamente a por la trama principal. Tienes libertad para jugar como quieras en cada momento. Conozco a personas que juegan así y que, a pesar de llevar 30 ó 40 horas jugadas, aún no han puesto un pie en un templo. No hay muchos juegos de esta magnitud que permitan un enfoque similar, en que puedas estar horas y horas sin avanzar en la historia, ya sea explorando cuevas, visitando el inframundo o incluso obteniendo las lágrimas del dragón para conocer más sobre el paradero de Zelda.
Esto es algo que sabía desde Breath of the Wild, pero que me ha puesto totalmente de manifiesto Tears of the Kingdom. El otro día estuve una hora en la Isla Frontia acabando con asentamientos enemigos, justo antes de ponerme a fabricar un método de huida aéreo de este enclave perdido (y que conoceréis de la anterior entrega). Pero otro día puedo dedicarlo perfectamente a probar combinaciones de armas como un loco, o tal vez encontrar a las hadas con el objetivo de potenciar mis armaduras. De hecho, una de mis sesiones la dediqué únicamente a conseguir rupias, así que imagínate…
A mí este juego me parece una locura por lo bien que está planteado, y que encaja a la perfección con la idea de un jugador que dispone de poco tiempo. Sé que puede parecer raro si atendemos a las 200 horas que se necesitan para completarlo al cien por cien, pero aquí no hay que prestar atención a cifras, sino a diseño de juego. En este sentido, tanto BOTW como TOTK están hechos no solamente para jugadores intensivos (que encontrarán un filón enorme), sino también para usuarios ocasionales.
Hace poco, el productor Eiji Aonuma sentenció que se había pasado el juego en una veintena de ocasiones, y que aunque se veía forzado a completar la historia de forma rápida, no podía hacerlo: "No vayáis directos a por el final. Si os tomáis vuestro tiempo, os desviáis y probáis cosas, creo que seréis capaces de disfrutar del juego a vuestro ritmo". Eso es por lo menos lo que yo estoy haciendo… y doy fe de que es exactamente así. Pero ahora os toca a vosotros comentar: ¿cómo está siendo vuestra experiencia, sois más de partidas largas o de jugar en cortos periodos de tiempo?
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