Desde que apareció en la película Lucy, protagonizada por Scarlett Johansson y Morgan Freeman, la afirmación de que sólo utilizamos un 10% de nuestro cerebro se ha convertido en una suerte de comodín. Desde Stranger Things hasta la magia, la respuesta siempre suele estar en que nuestra cabeza puede llegar mucho más lejos de lo que creemos. Para sorpresa de nadie, es uno de los mitos más absurdos que hemos adoptado de la ciencia ficción.
Lo peor de todo es que ni es nuevo ni tiene evidencia científica, pero desde que en 1907 se malinterpretó lo que quiso decir en realidad William James, el padre fundador de la escuela de psicología norteamericana, la idea de que sólo utilizamos el 10% de nuestro cerebro se ha convertido en uno de los mitos más extendidos entre el público.
De dónde viene la frase de que sólo usamos el 10% del cerebro
Pese a que el origen exacto de ese 10% concreto es desconocido, la fuente que llevó a que el engaño corriese como la pólvora entre la opinión pública se remonta a este texto. En él, William James hablaba de cómo las distracciones provocadas por la sociedad y nuestro día a día minan nuestra productividad porque concentrarnos en algo concreto, ya en aquella época, es cada vez más difícil.
"La mayoría de nosotros sentimos como si viviéramos habitualmente con una especie de nube que nos pesa, por debajo de nuestro nivel más alto de claridad en el discernimiento, seguridad en el razonamiento o firmeza en la toma de decisiones. En comparación con lo que deberíamos ser, estamos solo medio despiertos. Nuestros fuegos están apagados, nuestros borradores están frenados. Estamos utilizando solo una pequeña parte de nuestros posibles recursos mentales y físicos".
No hay más. Más allá de ese comentario, no hay documentación alguna sobre el uso del 10% de nuestro cerebro que haya podido llevar a engaño a nadie. De hecho, incluso podríamos decir que utilizamos más del 100% de nuestro cerebro, especialmente si tenemos en cuenta que, si en algún momento se produce un daño en el mismo en una temprana edad, las posibilidades de que la parte restante intente compensar esa pérdida son elevadas.
Debemos tener en cuenta que, incluso en aquellos casos en los que hay un daño cerebral severo una enfermedad degenerativa como puede ser el Alzheimer o el Parkinson, esas personas tienen una actividad cerebral que supera holgadamente el 10% del cerebro.
Incluso cuando dormimos estamos utilizando más que ese pequeño porcentaje. La próxima vez que escuches esa afirmación, recuérdale a quien la suelte que es una falacia igual de grande que la de ponerle música de Mozart a los bebés para mejorar sus capacidades cerebrales.
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