Creo que si Nintendo tuviera una máquina para viajar en el tiempo, lo primero que debería hacer sería solventar el error que cometió con Rare. La compañía británica había brindado a los nipones algunos títulos que hoy en día siguen perdurando en nuestra memoria: Donkey Kong Country, Killer Instinct, Goldeneye 007, Perfect Dark, Banjo-Kazooie… Pero con el cambio de siglo algo ocurrió. Los costes de desarrollo estaban aumentando, pero desde Kioto no se mostraba ningún interés en hacer lo que todo el mundo esperaba: una adquisición completa de la empresa.
Era lo más lógico: una alta proporción de los juegos de Nintendo 64 procedían de Rare, y algunos eran realmente memorables. Lo digo porque lo viví, y si observo mi colección de juegos, la mitad son de esta compañía, pero tal cual. De hecho, estos días he estado pensando en lo revolucionarios que fueron algunos de ellos. Y si tengo que escoger, me quedo con uno que tal vez os sorprenda, pero que llegó a rivalizar con el mismísimo Mario Kart 64, que apareció ese mismo año. ¡Menuda locura!
El juego que adelantó al mismísimo Mario Kart
Los que tuviérais una N64 ya sabréis de qué os juego os hablo: Diddy Kong Racing. Me lo regalaron hacia las navidades de 1997, muy pocas semanas tras ser lanzado, y tengo que reconocer que la primera impresión no fue la mejor. Su tasa de frames por segundo me pareció de las peores que había visto en la consola y su aspecto infantil me hizo pensar qué tal vez me había equivocado con la compra. De hecho, las primeras carreras eran literalmente un paseo.
No obstante, acabó siendo uno de los títulos a los que más horas metí por aquel entonces, y es que en este caso, y más que nunca, las apariencias engañaban. El juego podía llegar a adquirir una dificultad endiablada, y de hecho completarlo al cien por cien sigue siendo en la actualidad una tarea con mucha miga. Te invito a que hagas la prueba. Llegar en primera posición a la meta puede llegar a ser relativamente sencillo en algunos circuitos, pero luego el juego te pide que vuelvas a hacerlo bajo distintas premisas. Por si esto fuese poco, hay unas llaves escondidas que dan acceso a niveles batalla, lo cual no recordaba para nada…
Era un juego completísimo, pero sobre todo revolucionario. A día de hoy no existe ningún videojuego de karts que haya llegado tan lejos en cuanto a concepto. Se divide en regiones y puedes circular libremente por un pequeño mundo abierto para acceder a las distintas fases. Todo se encuentra tematizado, con una zona más frondosa, una nevada, una acuática… y es posible competir con tres tipos de vehículos: un kart, una avioneta y una lancha motorizada.
Si lo piensas, es una estructura muy similar a la de Super Mario 64, pero en lugar de estrellas con globos, los cuales debes obtener para ganar acceso a cada vez más zonas del mapeado. Asimismo, cada circuito posee los suficientes alicientes como para que compitas una y otra vez. Lo principal es llegar los primeros a meta, pero después se te plantean cosas como recolectar una serie de monedas mientras compites, un reto mayúsculo en determinadas situaciones de la aventura.
Y no me he equivocado al decirlo: Diddy Kong Racing tenía el planteamiento de una aventura. Esa era al menos la sensación que obtenías al jugarlo, sobre todo cuando comprobabas que al final de cada mundo, cuando habías superado cada uno de los circuitos, se abría la puerta del jefe final, que consistía en derrotar a un triceratops, un dragón o hasta un enorme pulpo sobre la pista. Simplemente fantástico, así como el diseño de los propios recorridos, que para mí estaban por encima de su más directo competidor: Mario Kart 64.
De hecho, viendo fechas, me sorprende que ambos títulos aparecieran el mismo año. En particular, en Europa y Estados Unidos aparecieron con escasos meses de diferencia, pero eso no evitó que el juego fuera un éxito, con 4,5 millones de copias vendidas, lo cual estaba muy bien (sobre todo dado el contenido éxito de Nintendo 64). Para no contar con la popularidad de la saga Mario Kart, cuya entrega vendió el doble, no estaba nada mal.
Y ahora llega lo que todos estáis pensando: ¡pero si Crash Team Racing tenía un planteamiento muy similar! Sí, en efecto, pero este juego apareció dos años después, y es obvio que se inspiró en muchos aspectos del juego de Rare, a pesar de proponer un montón de cosas de su propia cosecha. Así que además de un gran juego, estamos hablando de que ha inspirado a otros videojuegos, aunque no tanto como me gustaría, todo sea dicho.
Sin ir más lejos, Nintendo no ha captado ni un ápice de la revolución que propuso Diddy Kong Racing en los videojuegos de karts. No sé si soy el único que piensa que a los juegos de Mario Kart solamente les falta meter esa componente de aventura, o incluso un modo historia. Sin duda, serían títulos más completos. Pero cuéntame qué es lo que piensas. ¿Probaste este espléndido videojuego? ¿Cómo lo recuerdas? ¿Crees que se ha perdido un poco en el olvido? Y por cierto, ¿merecería un remake? O, al menos, que lo tengamos en el servicio Nintendo Switch Online, que ya toca…
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