Al escribir Los Secretos de las Tierras Intermedias: más allá de Elden Ring me di cuenta de dónde estaba el verdadero desafío. La parte más complicada de convertir el fragmentado lore del juego en una historia coherente, narrada, ordenada cronológicamente, y en la que todos los enigmas tuvieran una respuesta y sentido, no fue describir la batalla de Malenia contra Radhan, cómo los dragones asaltaron Leyndell o cómo Miquella se sacrificó para construir un refugio para los más necesitados.
No, el verdadero reto no residía en describir con toda su fuerza los hitos narrativos clave, sino los momentos de calma y de barbecho. ¿De dónde procede Márika? ¿Cómo nació? ¿De qué tierra provino Blaidd y por qué le juró una fidelidad tan sumisa a Ranni? ¿Qué persiguen los mausoleos andantes? ¿De dónde salieron todas esas manos que pueblan el territorio de los Caria? Todas esas preguntas llevan a instantes de lore calmado y muy difíciles de concretar. Y uno de mis favoritos es el que se refiere a los coliseos de Elden Ring. ¿Cuál es su significado en el lore y por qué son relevantes? Pero antes de responder a eso, empecemos por el principio.
Lo hermoso de que existan estos lugares es que suponen un cambio de paradigma con respecto a los anteriores juegos de From Software. Los mundos de los Souls solían permanecer inalterables, mudos y tranquilos ante la caída de sus guerreros o a lo que pasaba tras las guerras. La caída de Artorias encerró a Alvina en el Jardín Tenebroso. Allí, en silencio y junto con otros fieles, se han dedicado a custodiar la tumba del guerrero, hasta hoy.
Los coliseos son la resaca sangrienta de la guerra
En Dark Souls 2, la guerra contra los gigantes condujo a Vendrick al exilio. Y el mundo siguió girando sin más sangre. Los colosales seres vencidos soñaron, y los hombres abrazaron la oscuridad de Nashandra. Sin embargo, esta dinámica cambia en Elden Ring. A las Tierras Intermedias llegó Márika, y en su interior alojó la Voluntad Mayor al Círculo de Elden, el poder más grande que conoció este mundo. Pero en lugar de traer el orden, generó tensiones. Además de la Voluntad, llegaron otros tantos dioses externos a las Tierras Intermedias, otros poderes y fuerzas. Y Márika engendró una descendencia que no siempre le fue fiel a su deidad.
Rykard le juró lealtad a un dios blasfemo. La otra parte de Márika, Radagon, dio a luz a Ranni con Rennala. La princesa cariana también rechazó el abrigo del Círculo de Elden y adoró a la luna. Radahn prefirió seguir el camino de la guerra, Malenia el de la putrefacción roja, Miquella el de Santa Trina, sus niños augurios el de la sangre y la maldición… Y cuando Márika flaqueó, se produjo una gran guerra, una Devastación que rompió el círculo en esquirlas.
Cada hijo de la reina, cada poderoso semidiós, juntó a su propio ejército. Uno a uno, atacaron Leyndell para reclamar lo que era suyo. Combatieron entre sí hasta la extenuación, hasta que la tierra se empapó de sangre, tristeza y desolación. La batalla más mítica de toda esa época es en la que la empírea Malenia cruzó su hoja putrefacta con la del colosal Radahn. Ese día floreció la aeonia y Caelid se transformó en la pesadilla que es hoy en día.
Hay una importante relación entre los Tarros y los coliseos
Y aquí entran en juego los coliseos, porque la pregunta que responden es ¿qué ocurrió con todos los guerreros que sobrevivieron tras esta gran guerra? Muchos de los Melena Roja se quedaron al lado de Radhan para proteger su memoria. Muchas valkirias decidieron velar a la herida Malenia, algunos soldados de Leyndell traicionaron a la Voluntad Mayor y huyeron al Árbol Hierático, pero, ¿y el resto? Los demás quedaron enganchados al fragor de la batalla, por lo que continuaron haciendo lo que mejor sabían: pelear y morir.
Hay tres coliseos: uno está en Necrolimbo, otro en Leyndell y el tercero en Caelid. El más significativo es este último
Hay tres coliseos: uno está en Necrolimbo, otro en Leyndell y el tercero en Caelid. El más significativo es este último. Está custodiado por un enorme Tarro, uno gigante pues en su interior dormitan los cadáveres apiñados de cientos de gladiadores. La raza de los Tarros da coherencia y explicación a los coliseos. Los protegen porque se alimentan de ellos.
Cuando Alexander acude a nuestra ayuda para luchar contra Radahn no lo hace por amistad, sino para comerse a los cadáveres que aparecen tras la refriega y para alimentarse luego del nuestro. Por ello, los Tarros fueron muy felices tras la Devastación. Crecieron gorditos, fuertes y hermosos, y su vida ha estado muy ligada a las arenas.
En el mundo de Elden Ring tenemos varias pistas que nos hablan de quiénes habitaron estos colíseos. La armadura Grebas de Duelista nos recuerda que a los que eran expulsados del coliseo se les vestía con serpientes de bronce. Estas criaturas eran un recordatorio de lo blasfemo, de la serpiente de la Mansión del Volcán y enemiga de Leyndell.
El Martillo de Guerra era una de las armas más empleadas para pelear. Lo encontramos en Catacumbas de Aqualóbrega y era también empuñada por guerreros exiliados del coliseo. Estas catacumbas están conectadas con el Príncipe de la Muerte, con Maliketh y lo blasfemo.
¿Por qué Leyndell apoyaba los coliseos?
Otra de las armas que hablan de esta época es la Gran hacha putrefacta. En su descripción descubrimos que es un filo inyectado en putrefacción roja. Estos tres objetos los siguen portando los gladiadores que en su día pelearon en los coliseos y que fueron echados de allí. Todos estos datos nos indican que fue la propia Leyndell, la Orden Dorada, la Voluntad Mayor y los Dos Dedos los que auspiciaban estos lugares de guerra y de exhibición, pero, ¿por qué?
El motivo es sencillo de comprender, para tener a todos los guerreros participantes en la gran lucha de los semidioses controlados, sangrando y muriendo ante sus ojos. Y siempre que alguno reivindicaba otro credo distinto al del dios, se le apartaba. Retirados y marginados, viajaron por el mundo intentando buscar otro hogar y una muerte digna.
Posiblemente, Gideon Ofnir buscó en ellos a sus primeros guerreros antes de la gran convocatoria de los Sinluz, pero estos luchadores no eran leales, solo querían sangre y perpetuar una era de violencia sin sentido. Gideon quería soldados fieles a Márika y a la Voluntad Dorada, quería espadas que deseasen perpetuar el ideal de la Orden… Para que él pudiese ser el verdadero soberano en la sombra; pero esa es otra historia que bien se merece un vídeo de lore.
Lo más interesante es que son unas arquitecturas que funcionan como ecos de un mundo en guerra, como nexos entre eras
Por este motivo, los coliseos en Elden Ring son tan significativos. Hablan de la era intermedia entre la Devastación y la convocatoria de los Sinluz. Es una época en la que las religiones blasfemas y contrarias a la Orden Dorada se hicieron fuertes y comenzaron a maquinar sus planes. Son los años en los que Malenia se recuperó en el Árbol Hierático y Radhan comenzó a vagar como una sombra de lo que fue. Pero lo más interesante es que son unas arquitecturas que funcionan como ecos de un mundo en guerra, como nexos entre eras, y esto es algo que demuestra cómo Hidetaka Miyazaki va evolucionando su manera de narrar.
Hay ganas de pisar la arena, de encontrar nuevas líneas de diálogo charlando con los Tarros, y también inscripciones del pasado en la piedra. ¿Nos vestirán con la marca de la serpiente o seremos dignos de la Voluntad Dorada? Eso lo sabremos al regresar a las Tierras Intermedias y desvelar, con este contenido descargable, otro de sus secretos.
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