Todos nosotros nos hemos encontrado en el mundo del videojuego a personajes que nos acompañan en nuestra aventura. Estos acompañantes han estado desde el principio, pero en los últimos años han sufrido un cambio muy importante. ¿Por qué antes los acompañantes eran un lastre y ahora aportan tanto a las historias de los videojuegos modernos? God of War, The Last of Us, Bioshock Infinite, Uncharted, Halo, Gears of War, Portal 2 y, por supuesto, muchos juegos de rol en los que tenemos que cooperar y formar nuestro grupo de aliados como Mass Effect y Dragon Age entran dentro de esta categoría. Su presencia lo cambia todo, pero hubo un tiempo en el que tener acompañantes era sinónimo de aburrimiento y frustración.
Las razones son varias, pero creo que una de las más importantes es la inteligencia artificial. Crear un personaje que se desenvuelva correctamente en pantalla es algo muy difícil. Incluso los juegos más actuales tienen problemas aún con esto en situaciones complejas como el combate, pero, al menos, no generan (o no suelen hacerlo) errores. Antaño, los acompañantes eran lentos, se podían trabar y realmente no aportaban mucho a la aventura.
Hay honrosas excepciones, claro. Recuerdo que en Indiana Jones and the Fate of Atlantis Sophia Hapgood era la mejor acompañante que podías desear. Un personaje secundario independiente, con personalidad y que podía ayudarnos en algunos momentos (si la convencemos para ello) además de aderezar las escenas con buenas conversaciones que hacían avanzar la trama.
Hoy día, eso es exactamente lo que se busca a la hora de crear un personaje secundario. No se trata de que siga al jugador, sino que lo ACOMPAÑE. Por su carácter, los videojuegos son experiencias a menudo solitarias en las que nosotros ocupamos todo el espacio y los personajes secundarios a menudo pululan por ahí para decir su frase y que sigamos nuestro camino. Pero tener a alguien con el que expresar nuestras emociones (las del protagonista) y compartir las aventuras lo hace todo más interesante. Porque, en el fondo, los humanos somos seres sociales.
Hay muchas razones para incluir un personaje secundario. Algunas pueden ser tan sencillas como incluir un modo cooperativo, pero, además de luchar contra esa sensación de soledad, es la mejor excusa narrativa posible. Cuando nuestros héroes iban solos se utilizaban recursos como escuchar el pensamiento o la suspensión de la incredulidad de que el protagonista nos hablara directamente a nosotros como jugadores. Pero creo que si quieres crear un buen arco de personaje, a menudo es difícil compaginarlo con el diseño de un buen videojuego, que en muchas ocasiones está lleno de escenas de acción, puzles que resolver o lugares peligrosos que explorar.
Amigos y aliados: ¿cuál es la función del acompañante?
Por tanto, un acompañante con el que podamos compartir esos momentos de peligro e incluso reflexionar sobre el puzle que tenemos entre mano me parece algo muy agradecido. Te sientes menos solo y permite a los personajes expresarse abiertamente, como sucede por ejemplo en el reciente A Plague Tale: Requiem. No solo eso, sino que nos permite algo muy importante: crear un arco para nuestro héroe. Si Kratos es cínico y reservado, Atreus es lo contrario: enérgico y con ganas de descubrir el mundo. Si Joel solo busca sobrevivir, Ellie tiene que hacerle entender que la vida tiene que ser algo más que seguir respirando. Este tipo de contrastes solo se pueden conseguir con personajes aliados, que muchas veces son los encargados de exponer y sacar a la luz los conflictos internos de nuestros protagonistas.
Cuando en vez de ser un simple acompañante es un grupo de aliados que se unen, como en los juegos de rol, lo más interesante ya no es solo centrarse en el arco del héroe, sino que el juego desarrolle conflictos para todos ellos. Así, la historia sube de escala y no solo nos afecta a nosotros, sino que nos permite explorar los problemas y dudas de un grupo de compañeros con los que estamos no solo luchando, sino formando lazos en común.
Hay juegos que tienen que jugarse de manera solitaria, pues sus mecánicas se adhieren mejor a esta estructura, y también está bien. La trama externa, en estos casos, suele cobrar más importancia que el desarrollo interno de personajes. Lo importante es que el desarrollador conozca el poder que tiene ir acompañado de un personaje secundario y también el esfuerzo que conlleva, sobre todo, para que no se convierta en un pelmazo que se interpone en nuestro camino, que tiene errores de comportamiento en el combate o que no nos aporte nada narrativamente. Por fortuna, los últimos juegos han demostrado que, cuando tenemos un personaje que viene detrás de nosotros, el resultado merece la pena.
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