Durante los últimos días la historia de Yasuke, el samurái africano que servirá como inspiración para la historia de Assassin's Creed Shadows, ha corrido como la pólvora por lo sorprendente de ver a un extranjero vestido de espadachín japonés. Sin embargo, de todas las mezclas que nos ha dado la historia de Japón, ni esa ni la de los personajes de Shogun tienen nada que hacer contra los samuráis sevillanos de Coria del Río.
La historia se remonta a 1614, cuando la embajada japonesa liderada por Hasekura Tsunenaga se echó a la mar en un épico viaje a través del globo con una única misión, establecer relaciones comerciales y religiosas con Europa. La expedición, organizada por Date Masamune antes de que se prohibiese la religión cristiana en Japón, viajó a través del océano Pacífico, cruzó México y finalmente llegó a España en la que sería la primera misión diplomática entre el país nipón y occidente. Su primera parada, como ya habrás imaginado, fue Coria del Río.
Los samuráis sevillanos de Coria del Río
La visita estaba lejos de entrar en los planes de la cognitiva japonesa, pero tras navegar hasta Sanlúcar de Barrameda y remontar el Guadalquivir con el puerto de Sevilla como principal objetivo, se detuvieron en aquél simpático pueblo sevillano donde quedaron asombrados por sus costumbres y empezaron a satisfacer sus deseos de saber más sobre el mundo occidental que se abría ante ellos.
Pese a que el camino continuó con la intención de establecer relaciones y relaciones comerciales con el reino de España, algunos miembros de la embajada decidieron quedarse en el país en vez de volver a casa, eligiendo Coria del Río como su nueva casa y convirtiéndolo en un hogar en el que empezar a formar una familia.
Entre sus calles hoy pasean más de 600 personas que se apellidan Japón porque, según cuenta la historia, el párroco del pueblo no se vio capaz de pronunciar los apellidos originales japoneses a la hora de bautizar a los niños que nacieron fruto de aquella unión entre pueblos.
Pese a ser una historia con más de 400 años de historia, las visitas de turistas desde Japón a Coria del Río son constantes, especialmente desde que en 1992 el gobierno japonés donase al pueblo una estatua de Hasekura Tsunenaga como símbolo de amistad.
Orgullosos de su legado cultural, en Coria del Río siguen celebrando su herencia japonesa de la mano de los cerezos que florecen en la localidad y mediante fiestas como la del Toro Nagashi, en la que a mediados de agosto lanzan al río las típicas linternas de papel iluminadas con velas que tan características resultan de las costumbres niponas.
Imagen | Ecco2112 en Midjourney
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