Hay algunas películas que revisito de vez en cuando. Solo las mejores, las que más me han impactado. Una de ellas fue Interstellar. La producción cinematográfica dirigida por Christopher Nolan es una historia de amor entre padre e hija, pero también una representación de los secretos que esconde el universo. Y eso me fascinó. No obstante, mi último visionado fue distinto a los anteriores, porque esta vez me pregunté si lo que había visto tenía alguna base científica, y más en concreto si el agujero de gusano que atraviesan Cooper y compañía se vería realmente así si algún día pudiésemos viajar hasta uno.
Para mi sorpresa, y tras indagar en los datos de la producción, he comprobado que realmente existió un gran esfuerzo por representar este concepto teórico con el máximo rigor científico. En concreto, para su plasmación en el film trabajaron cerca de 30 personas y se emplearon cientos de ordenadores. Es más, se contó con la colaboración de Kip Thorne, un Premio Nobel de Física que llegó a escribir un libro (The Science of Interstellar) donde explica toda la base científica empleada en la película. Así que si creíais que esto era una mera película de ciencia ficción, en realidad va mucho más allá.
El agujero de gusano cinematográfico más científico
Evidentemente, hay muchas cosas de Interstellar que llaman la atención, pero lo más impactante, y lo que de verdad importaba a Nolan (porque suponía el epicentro del argumento) era representar un agujero de gusano… y tenía que hacerlo con toda la fidelidad posible. Así nació Gargantua, que es como se denomina al gigantesco agujero negro que aparece en la película. La empresa Double Negative se encargó de renderizar la escena completa, usando las ecuaciones (sí, has leído bien) que el propio Thorne proporcionó al galardonado estudio de efectos visuales.
Para poneros en situación, y sin ánimo de querer resultar demasiado teóricos, los agujeros de gusano se cree que podrían unir dos puntos del universo (el cual estaría curvado). De esta forma, supone una forma rápida de viajar en el espacio, algo que el equipo de Cooper se planteaba aprovechar para viajar a una galaxia lejana con planetas potencialmente habitables. Es la base del guion de Interstellar y da origen a su escena más mítica y que se ha convertido en una de las más impresionantes de la historia del cine.
La razón está en que para la realización de esta escena se emplearon las ecuaciones de la relatividad general de Einstein. Son varios los teóricos que aplauden el respeto demostrado hacia la ciencia. De hecho, fue una de las condiciones que impuso Thorne a Nolan, cuyo hermano se encargaba del guion. No se debían violar las leyes físicas en ningún momento, no había lugar para eso en la película. Hay una divertida anécdota en que el afamado cineasta se empeñaba en que un personaje viajara más rápido que la velocidad de la luz, pero el científico le insistió durante dos semanas en que algo así era imposible y que se olvidara de incorporar tal evento en el film.
Thorne fue muy receloso durante todo el proceso, porque era consciente de que la ciencia ficción tendía a transformar la realidad (y es su base conceptual), pero en este caso se dejó parte del trabajo a las máquinas, que dieron como resultado cosas que ni él mismo esperaba. Se obtuvo una representación visual de cómo un agujero negro distorsionaba la luz, algo que por cierto no se podía conseguir con la técnica de trazado de rayos que todos conocemos, sino con un motor de renderizado que fue creado para la ocasión y que emulaba a las lentes gravitatorias de Einstein.
Con esto en mente, no me extraña que algunos de los fotogramas de Interestellar tardaran hasta 100 horas en renderizarse, con un peso final entre todos de unos 800 terabytes. Pero mereció la pena, porque el proceso hizo visible (con un trabajo científico detrás) algo que actualmente no se puede observar de forma directa. De hecho, el propio Thorne lo llamó "descubrimiento". No porque sacara a la luz nuevos datos sobre este fenómeno astrofísico, sino por haberlo hecho visible y contribuir así a que más gente dé forma a un concepto muy teórico.
Para que veáis hasta donde llegó el asunto, se redactó un artículo científico sobre este hallazgo representacional: "Gravitational Lensing by Spinning Black Holes in Astrophysics". Así que sí, Interstellar es también una gran película por esto, más allá de su belleza, de la gran banda sonora de Hans Zimmer y por supuesto de las actuaciones, que son igualmente magníficas. ¿Te gustó la película? ¿Sabías que estaba tan apoyada en la ciencia? ¿Cómo te impactó? Dime en los comentarios si crees que Interstellar merece las críticas que ha recibido y, ya puestos, si te gustaría ver una secuela.
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