Hace cinco meses escribió en Reddit pidiendo ayuda a la comunidad para tomar una decisión. Frente a dos ofertas distintas de trabajo, en una de ellas ganaba notablemente más que la otra pero no se le permitía el teletrabajo salvo por un día a la semana. En la otra, la opción era justamente la opuesta. Ahora cree que eligió el trabajo equivocado para ser feliz.
Según relata este ingeniero a Business Insider, la primera oferta procedía de una organización sin ánimo de lucro que le garantizaba 75.000 dólares al año, un 11% de bonus, y le permitía trabajar en remoto cuatro días por semana. El trabajo para el gobierno, en cambio, subía hasta 93.000 dólares, un 12,75% y un 17,5% por año en caso de despido. El problema es que sólo permitía un día de teletrabajo y, además suponía una hora de tráfico diaria.
Entre ganar más y el teletrabajo
La decisión parecía fácil y así se lo hicieron ver desde Reddit entre las respuestas más votadas, pero ahora cada vez que llega a su atasco diario con el coche, principalmente por no tener una buena conexión de transporte público desde su casa, no puede evitar preguntarse si hizo lo correcto. De hecho, tener a mano un día a la semana en el que trabajar en remoto no ayuda.
Asegura que esos días puede permitirse dormir más, acudir al gimnasio y tener tiempo más que suficiente para sentarse en su puesto de trabajo. No sólo le aporta una felicidad que hace de ese día una jornada mucho más productiva, también asegura que todo lo que implica acudir a la oficina plantea más problemas que ventajas.
La pausa para el café y comer se alarga mucho más de lo normal, a menudo lidiando con una presión social que invita a frenar lo que estás haciendo para acompañar a tus compañeros, pero también ocurre algo similar al lidiar con su trabajo. Cuando está en casa es una llamada que se liquida con una petición que no lleva más de un minuto, pero cuando está en la oficina va mucho más allá.
Viajes arriba y abajo por la oficina que derivan en conversaciones de 20 minutos que terminan siendo tan agotadores como frustrantes por la sensación de estar perdiendo tiempo constantemente. Ese flow de trabajo se ve constantemente interrumpido y, como premio, sabe que cuando suene el reloj tendrá que lidiar con otra hora de tráfico de vuelta a casa.
Pese a que la idea de ganar más dinero y tener la seguridad de trabajar para el gobierno es un plus, cada vez está más claro que, en busca de una conciliación familiar y una salud mental que vaya más allá de la ambición, la Generación Z puede terminar estando equivocada en muchas cosas, pero lo de aprender a vivir tranquilos no es una de ellas.
Imagen | Tim Gouw
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