Fin del trayecto. Han pasado varios años desde que acompañé a Eren en sus aventuras, emocionándome e intrigándome con cada nueva temporada. Y os voy a contar un secreto. Incluso aunque el capítulo final de Attack on Titan me haya decepcionado un poco, sigue estando entre lo mejorcito que he visto de anime, para mí a la altura de obras maestras como Neon Genesis Evangelion o Death Note. Y sí, ahora me toca explicar lo que acabo de decir.
Creo que este desenlace no está todo lo bien ejecutado que podría haberlo estado, y ya no lo digo en cuanto a la animación (sublime) o los valores de producción, que son los mejores de la serie de animación de Wit Studio y MAPPA. Me refiero a la forma en que llega hasta él, que me parece algo torpe, repleto de cosas que te hacen pensar (¡pero qué demonios!), los cuales me sacaban fuera de lo que esperaba del anime serio y duro -muy duro- que ha sido Shingeki no Kyojin durante estos años. Pero eso sí, el mensaje final es impecable, con un tono tan pesimista y demoledor que es difícil de digerir.
El mensaje final de Ataque a los Titanes
Digo esto sabiendo que estoy acostumbrado a este tipo de finales. Evangelion arrasa a la humanidad con el Tercer Impacto, con un personaje principal permanentemente atormentado por su incapacidad para actuar. Death Note es un reguero de muerte que no duda en desafiar a las leyes de la narrativa, matando al personaje más querido por los espectadores. ¿Y qué hace Ataque a los Titanes? Pues siguiendo la buena tradición pesimista en esto de los finales, nos deleita con un hecho demoledor: el exterminio de la humanidad.
Después de todo, no debería extrañarnos. La propia concepción de Shingeki no Kyojin es perturbadora. Al final hablamos de un grupo de habitantes (los eldianos) que son recluidos en una isla, apartados del resto del mundo y sometidos al asedio continuo de los titanes, los cuales son enviados desde más allá de los muros. No hay esperanza, ni libertad. Incluso cuando Eren y sus amigos salen de allí, descubren que no todo es tan bonito como imaginaban. De hecho, es incluso peor.
Este último capítulo pone conclusión a esos sueños frustrados con un final que sacrifica al protagonista principal como único remedio para que sus amigos puedan seguir viviendo. Ese es el drama. Es más, poseer el poder del Titán de Ataque es su verdadera sentencia de muerte. Es como le ocurría a Shinji Ikari (de Evangelion), que tuvo como cruz su especial conexión con la unidad EVA 01. O también a Light Yagami (de Death Note), cuya vida se torció en el mismo momento en que cogió aquel maldito cuaderno de muerte.
Eren Jaeger como héroe, y a la vez antihéroe, decidió que la mejor solución era acabar con buena parte de la humanidad, porque (y aquí viene lo más dramático) suponía la mejor de las opciones. Recordemos que el protagonista, gracias al poder del Titán de Ataque, posee la capacidad de ver el futuro, algo que en este caso utilizó para calcular todas las posibilidades. Y sí, la mejor era la de quitarse la vida, alargando así las de Mikasa, Armin y el resto de compañeros de aventuras.
Pero no se queda aquí la cosa. Ataque a los Titanes va sobre la guerra, la opresión, el miedo al diferente, el odio y sobre todo la sinrazón que en ocasiones domina a los seres humanos. Por eso los últimos minutos del anime son tan significativos. Se llega a decir, en boca del personaje de Historia, que debemos luchar para evitar más conflictos, incluso aunque eso implique alejarse de la paz. La guerra como forma de vida, dicho de otra manera, que se escenifica en un mundo que, aun sin titanes, sigue teniendo sus problemas.
Así, para mí la parte más demoledora llega cuando bajan los créditos y en una pequeña ventana se muestra cómo la civilización prospera, llegan los rascacielos y de repente viene de nuevo la destrucción, con bombas que arrasan con todo. La naturaleza cíclica de la vida, podría decirse, o más bien el ciclo de destrucción sin fin de la humanidad, el cual parece no tener remedio. Esto se simboliza finalmente con ese misterioso personaje que aparece al final y que accede al interior de un árbol, como en su momento lo hizo Ymir, lo cual podría dar comienzo perfectamente a un nuevo ciclo de vida (y destrucción).
Tal vez debería quedarme con otros muchos mensajes positivos que da la serie, pero no puedo, porque en el fondo creo que Hajime Isayama y todos los que han hecho posible Shingeki no Kyojin tienen razón: la humanidad está condenada a repetir sus errores, y lo vemos día a día en nuestra vida, en los telediarios, en un mundo que parece que se desmorona… pero también lleno de esperanza. Tal vez por eso me ha gustado tanto el mensaje y le sigo dando tantas vueltas. Solo los mejores animes han conseguido eso conmigo, y ya solamente por eso considero que es un digno final para una serie legendaria.
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