El Silent Hill del que casi nadie se acuerda es también uno de los mejores juegos de terror de la serie por su historia

Silent Hill es una saga llena de videojuegos maravillosos, sin embargo, durante la Silent Hill Transmission me pareció que todo giraba demasiado en torno a las ideas del segundo. Y sí, la historia de James Sunderland es fascinante y todo un hito en la narrativa de nuestro medio, pero existe otro Silent Hill que me parece incluso más interesante. Me refiero a Silent Hill 4: The Room. Esta cuarta parte está llena de riesgo y de experimentación, por eso la adoro. Creo que es uno de los ejemplos más claros y valientes de darle una vuelta de tuerca a una saga y acertar.

The Room rompe con muchas de las premisas de la saga: el inventario es ahora limitado, tenemos que volver una y otra vez a nuestro apartamento a guardar la partida, no hay tantos puzles y sí muchos combates, apenas visitamos Silent Hill y la psicología del personaje que manejamos apenas importa. Se combina la cámara en tercera persona con la primera, y hay muchísimo más gore que en cualquier otro capítulo.

Por todo esto, los fans más acérrimos del primero, el segundo y el tercero no lo consideraron un buen Silent Hill, pero a mí me volvió loco por todo lo que aportaba con esas decisiones. Nuestro protagonista se llama Henry Townshend. Se despierta en su piso pero le es imposible salir de él. Una colección de cadenas bloquean la puerta. De repente, escucha un ruido muy fuerte en su baño. Entra en el cuarto y se topa con un inmenso agujero. Decide entrar en él y, cuando lo hace, penetra en un sueño.

Silent Hill 4 alterna las incursiones por estos sueños, en tercera persona y con un control similar al de Silent Hill 3, con la primera persona al estar en nuestro apartamento. Si estamos en nuestro hogar lo veremos todo a través de los ojos de Henry, eso nos permite hacer cosas muy interesantes. Podremos mirar por las ventanas y ver qué ocurre en el mundo al que no podemos salir, también se nos da la posibilidad de ver a través de la mirilla de la puerta y escuchar los ruidos de nuestros vecinos, pero ellos no a nosotros. No podemos interactuar con nada más allá de nuestras paredes, Estamos solos. Nuestra única forma de escapar es a través del agujero y de las pesadillas.

El problema es que, en cada nuevo sueño al que accedemos, conocemos a alguien que muere de forma horrible y, al regresar a nuestro apartamento, este se transforma. Las paredes se cubren poco a poco de manchas, nos asaltan fantasmas y hasta perdemos puntos de vida cuando queremos grabar la partida. Y entonces conocemos a Walter Sullivan.

The Room tiene a un villano imposible de olvidar

Walter Sullivan es un personaje enigmático. Lo conocemos como niño pero también como adulto. Y desde que nos cruzamos con él, el gran misterio de The Room acaba siendo entender quién es él en realidad, qué persigue y qué hace ahí. Es Sullivan el que guarda conexiones con Silent Hill; pero para descubrir sus motivaciones tendrás que jugar a este juego, si no lo has hecho ya….

Esta es la parte que más me gusta del título. Toda la construcción narrativa y jugable sirve para entender a este personaje. Conoceremos su pasado gracias a los sueños que visitamos. Hay una conexión entre ellos, las víctimas que mueren cuando los visitamos y nosotros mismos. Y todas estas explicaciones se entregan al jugar, sin pesadas cinemáticas.

Explorando el escenario, mediante notas y a través de símbolos crípticos descubriremos quién es Walter en realidad, qué quiere y qué relación guarda con el apartamento del que no podemos escapar. Es tan potente este personaje que se convierte en el protagonista del juego cuando aparece. Y creo que para acentuar esto es por lo que a Henry Townshend se le ha otorgado una personalidad tan floja.

Walter Sullivan

Walter Sullivan da más miedo que Nemesis

Que The Room sea un Silent Hill más centrado en la acción no es por casualidad. Llegados a un punto de la aventura, Walter decide perseguirnos y acosarnos. Silent Hill 4: The Room se publicó en 2004, cinco años después de la aparición de Resident Evil 3: Nemesis. Estos dos juegos tienen un elemento en común: somos perseguidos por una criatura todopoderosa que quiere nuestra muerte.

Pero la diferencia es que, cuando Némesis aparece, el juego se jacta de ello. Cambia la música, todo se vuelve estridente y la criatura te alerta de su presencia, pero eso no ocurre en The Room. Walter es sigiloso y aparece de repente y como si tal cosa. Es aterrador. Te espera a la salida de algunas puertas, está ahí al girar una esquina… Recuerdo pasar muchísimo miedo enfrentándome a este desgraciado en 2004. Y al rejugar el juego para este reportaje, volví a sentir lo mismo. Lo siento, Capcom, pero Walte asusta mucho más que tu bicho deforme.

Y no solo es Walter el que os causará pesadillas. Durante la aventura nos encontraremos con una ser que tiene dos cabezas de bebé. Al muy desgraciado le encanta quedarse quieto a lo lejos, mirándote y señalándote con el dedo. Tan solo ese gesto consigue helarte la sangre. Este bicho es, para mí, el más aterrador de toda la saga. Ni Pyramid Head ni las enfermeras le llegan a la suela de los zapatos.

The Room genera miedo a través de la intranquilidad que te causa

Y cuando Walter decide ir a por ti, aparecen estas criaturas y entiendes toda la trama del juego, es cuando tu propio apartamento se convierte en un nido de fantasmas. Todo te hace daño y la tensión se vuelve mayúscula. En función de cómo hayas jugado, podrás ver uno de cuatro finales que saben cómo redondear la estupenda historia del juego.

Adoro este título, y ya no porque dé más o menos miedo, sino porque es genial cómo se construye toda la aventura para que conozcas a Walter, cómo todo lo que vemos y por dónde pasamos es un reflejo de su mente, de sus deseos y de su pasado. Me encanta cómo se juega con el apartamento, porque nunca sabes si es un lugar seguro o no, y cómo se trata la idea de viajar a los sueños a través de un agujero. Por todos estos motivos, a mí me gustaría que The Room fuera el juego en el que fijarse para el futuro de la saga.

Si todavía no lo has jugado, lo tienes en GOG a 9,99€. Es la versión que yo he disfrutado para hacer este análisis. Ha sido mi juego de Halloween y te invito a que también sea el tuyo. Es perfectamente jugable a día de hoy y te sorprenderá muchísimo más que la mayoría de títulos de miedo que salen hoy en día al mercado.