Donde antes Diablo reinaba en solitario, ahora hay una competencia salvaje por ser el rey. Los action RPG isométricos están pasando por una época dorada ahora mismo. Con la cuarta entrega de la saga de Blizzard, Path of Exile, Grim Dawn y Last Epoch, hay mucho de donde elegir, y pronto habrá más. Path of Exile 2 se presenta como una ambiciosísima secuela por parte de Grinding Gear Games. He podido zambullirme en él durante cinco horas y tengo claro que va a ser uno de los grandes del género, además de un peligro para el título de Lilith.
Path of Exile 2, mucho más que un rival de Diablo 4
Lejos de ser el primer Path of Exile con mejores gráficos, el segundo título de la ahora bilogía se diferencia de su predecesor con dos añadidos fundamentales. El primero, algo que ya vimos en Diablo, es un botón para esquivar ataques rodando, como si de un soulslike se tratara, mientras que el segundo es la inclusión de un esquema de controles nuevo que deja de lado el point & click tradicional del género para pasar a usar el teclado y su clásico WASD. Evidentemente, no son las únicas novedades —el juego está cargado de ellas—, pero sí que son las más palpables a simple vista.
No es tan solo un simple modo de apartarse del daño que llega, sino que la esquiva cambia radicalmente el ritmo del combate en PoE 2. Añadiendo más movimiento a este, tiene una capa más de complejidad a combinar con las técnicas de tus personajes, pero también con las de los enemigos. No es que ahora los enfrentamientos sean tan frenéticos como un Devil May Cry, y quizás no sean especialmente más rápidos que los del primer PoE, pero tienen más dinamismo y te obligan a pensar en el espacio a tu alrededor y la manera en la que afrontas los combates de manera diferente, más tangible.
Los controles WASD brillan en esta secuela
Por otro lado, he de admitir que fui escéptico cuando me hablaron de controles WASD. De toda la vida, juegos como Diablo, Titan Quest o Torchlight se han jugado haciendo clic, pero me alegra decir que este esquema simple y llanamente funciona y no se siente como un añadido para rellenar. Gracias al cambio de ritmo que ofrecen las esquivas, ahora el movimiento se beneficia mucho de la granularidad y microajustes que se pueden hacer en un abrir y cerrar de ojos con el teclado. El esquema WASD no solo funciona, sino que hasta se siente más natural e inmediato en las dinámicas de PoE 2, y todo escepticismo que tuviera ha sido francamente aniquilado tras estas horas de juego.
Todo escepticismo que tuviera con los controles WASD ha sido francamente aniquilado tras estas primeras horas de juego
Como ya dije, esta no es la única novedad jugable, y es que la progresión de tus habilidades será otro de los grandes cambios. Las skill gems de Path of Exile vuelven, pero con un sistema renovado. Por un lado, tus habilidades pasivas siguen ahí, pero ahora estas gemas han sido recolocadas al menú de habilidades activas, en vez de interactuar con tu equipo. Con este cambio, vas a poder crear tu propia build que luego podrás modificar gracias a las support gems para añadir a cada una de tus técnicas nuevas propiedades, dando efectos secundarios, mejoras estadísticas, cambios de velocidad y hasta sinergias nuevas. Es un sistema profundo, pero que también parece alejarse del baile de números para trasladar su complejidad a los efectos dominó que puedes lograr, en vez de al lado puramente matemático del minmaxeo.
Probando 3 clases de Path of Exile 2
En cuanto a las clases, de las doce clases cuya existencia conocemos, pude probar tres: el guerrero, la arquera y la hechicera. Empezando por el guerrero, el portador de mazas también tiene un cambio poderoso: ahora puedes utilizar un escudo para bloquear activamente ataques enemigos. Con un medidor de aguante, vas a tener que usar esta protección con mesura, pues los enemigos pueden romper tu guardia y dejarte en una posición de debilidad de la que quizás no salgas con vida. Por otro lado, esto último es uno de los problemas que tuve con esta clase. Cuando uno piensa en guerrero, y más con un escudo, lo primero que se le viene a la cabeza es una profesión con aguante, capaz de aguantar golpes por todas partes. Vamos, una mole de músculos poderosa. En PoE 2, no es el caso, e incluso diría que es excesivamente frágil. Por otro lado, esto hizo que su uso fuera uno de grandes riesgos para conseguir grandes recompensas, algo que no me desagrada por el subidón de adrenalina. Aun así, espero que Grinding Gear Games se replantee este aspecto de la clase.
Este problema del guerrero es todavía más evidente cuando empezamos a desgranar las clases de rango: la arquera y la hechicera. La primera goza no solo de gran movilidad, sino de ataques para reducir muchedumbres de enemigos, causar estados alterados de veneno y salir airosa de situaciones tensas gracias a una esquiva que te lanza hacia atrás y congela a tus contrincantes. Es rápida, es ágil y tiene las herramientas para mantenerse a salvo mientras lidia con todo tipo de situaciones, tanto contra jefes como a la hora de acabar con genéricos. Por ponerte un ejemplo de la diferencia de longevidad que da esto, el segundo jefe de la beta me llevó alrededor de 8 intentos con el guerrero, mientras que con la arquera no tuve ni que curarme. Evidentemente, iba con conocimiento previo, pero hay un océano de supervivencia separando ambos personajes.
La hechicera también goza de poder alejarse de sus enemigos y, aunque es tan frágil que parece hecha de cristal —algo agravado por mi build de pasivas, que solo iba por daño para maximizar su talante ofensivo—, también es polivalente, fácil de controlar y muy, pero muy divertida. De los tres personajes, fue definitivamente mi favorita, gracias a que su baile de hechizos diferentes la convierte en un personaje con tracción en las cuatro ruedas. Técnicas de fuego que causan daño y estados alterados, hielo que congela, rayos que atraviesan a varios enemigos… si sabes mantener tus distancias, calcular el espacio a tu alrededor y esquivar con eficacia, ser un glass cannon con la hechicera es divertido hasta decir basta. Eso sí, vas a necesitar adecuarte a todo tipo de enemigos y situaciones si quieres sobrevivir así.
Enemigos, jefes y peligros con personalidad
Y es que la fauna de Path of Exile 2 es variada y letal a la vez. Con hordas y hordas de contrincantes que derrotar, lo que más me gustó fueron sus jefes. Sin ser excesivamente complicados, pues la demo que probé estaba en el principio del juego, sí que hay variedad mecánica, estética y de ritmo. Con montones de ataques que esquivar y ventanas de daño que aprovechar, está claro que han sido diseñados con la habilidad de rodar en mente, y aprovechan esto al máximo.
En general, Path of Exile 2 me ha encantado. Su ritmo es potente y tenso, sus novedades profundas, pero sin dejar de ser relativamente intuitivas, y sus entornos oscuros y resultones. Está claro que todavía le queda tiempo en el horno, pero tras 6 años de desarrollo y 4 en la sombra, este contacto con el título me ha dejado claro que lo que se está cocinando en las oficinas de Grinding Gear Games puede convertirse en todo un referente para el género. Ahora solo quedan dos cosas: esperar a que se lance y ver cómo sus rivales mueven ficha.
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