Se puede decir que la comunidad de seguidores de Star Wars anda en llamas estos días por varias decisiones creativas tomadas por Lucasfilm en The Acolyte que, de acuerdo a algunos fans, ponen en duda un par de temas importantes del canon que parecían fuera de todo debate hasta ahora. De ellos no hablaré en este tema, mi compañero Chema Mansilla ya ha hablado largo y tendido del tema, pero sí que quiero aprovechar este asunto para recordar cómo el estreno de otra serie, esta en Star Trek, provocó que corrieran ríos de tinta entre sus espectadores.
Star Trek: Discovery se despidió de su audiencia con bastantes aplausos hace unos días, pero su primeros capítulos en antena no fueron para nada un paseo de rosas. La que iba a traer de vuelta a a la pequeña pantalla la veterana saga de ciencia ficción tomó varias decisiones bastante arriesgadas en su concepción de la que ya os hablé: tales como apostar por una nave con un motor de esporas capaz de llevarte a cualquier parte de la galaxia en un instante, o hacer que su protagonista no fuera la capitán del buque (de inicio). Pero lo que de verdad molestó a muchos fans fue una cosa: rediseñar la apariencia de los klingon.
No es la primera vez que se hacía, la verdad. En la serie original, con los medios de entonces, la gran facción antagonista de la Federación durante los tiempos de Kirk lucía exactamente iguales a nosotros, con una pinta bastante belicosa pero poco más. No sería así hasta Star Trek: The Motion Picture que por fin veríamos a esta raza alienígena con sus características crestas oseas en la frente. Sería el diseño que acompañaría a los miembros de esta especie durante más de 20 años, hasta que J.J. Abrams los retocó un poco para Star Trek: Into the Darkness.
Discovery cambió por completo a los klingon
Pero fue en Star Trek: Discovery donde quedaron totalmente irreconocibles. No solo perdieron su cabellera y vello facial, sino que también cambió por completo la morfología de sus rostros y se le dio a su una pigmentación muy distinta a los que nos habíamos acostumbrado a ver hasta ahora en la franquicia. Además, todo esto se complementó con una reimaginación de su vestimenta, arquitectura y naves espaciales que, en mi opinión, le sentó de fábula a su carácter imperial.
El caso es que, en líneas generales, estos cambios no gustaron lo más mínimo. Los klingon parecían, por absurdo que pueda parecer, muy alienígenas. CBS tomó así la decisión de dar marcha atrás, pero lo hizo poco a poco. En la segunda temporada vimos como sus integrantes empezaron a dejarse crecer el pelo y ya en Star Trek: Strange New Worlds, spin-off de Discovery, nuestros queridos amigos del cuadrante beta ya se veían como antes, aunque con otros trajes.
Realmente, a lo largo de la serie no se dio una explicación detallada de este tema. Algunos fans optan por la teoría de que simplemente era una facción que ganó cierta relevancia en un momento dado de la historia del Imperio Klingon. Es una opinión a la que, en cierta forma, se quiso sumar Mary Chieffo, actriz que interpretó a una de estos guerreras de rostro irreconocible en la serie: L'Rell. "Me encantó la idea, particularmente con T'Kuvma, de que eran como una antigua secta de casas Klingon, y que también éramos una especie de marginados".
CBS barrió bajo la alfombra a estos klingon
El problema con este tema, claro está, es que todos y cada uno de los klingon que vimos en Discovery parecían verse como los de esta secta. Por su parte, desde CBS corrieron un tupido velo y todo quedó como un mal recuerdo para los fans. Los klingon desaparecieron de la serie en su tercera temporada y en Strange New Worlds, como decíamos, volvieron nuestros amigos de siempre sin dar ninguna explicación. Explicación que, por ejemplo, sí hubo en Enterprise para justificar por qué en The Original Series los klingon era "humanos": ingeniería genética; pero esto, quizás, sea tema para otro especial más adelante. Podéis ver Discovery, Enterprise y Strange New Worlds actualmente en el catálogo de SkyShowtime.
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