En mis casi treinta años jugando, pocos estudios me han transmitido tanto cariño y mimo por sus títulos como Vanillaware. Los creadores de juegazos como Muramasa, Odin Sphere y 13 Sentinels son especialistas en transmitir encanto y personalidad en todo lo que hacen. Ahora, en 2024, regresan a la estrategia con Unicorn Overlord, un RPG táctico y el proyecto más ambicioso de la historia del equipo. Tras sumergirme en él, por fin puedo decir que, además, será un candidato razonable a GOTY para los fans del género, además de una sorpresa mayúscula para quien no siga al estudio nipón.
Unicorn Overlord, un RPG táctico con sabor único
Unicorn Overlord cuenta la historia de Alain, el príncipe exiliado del reino de Cornia. Tras un golpe de Estado que se salda con la vida de Ilenia, su madre, el general Valmore asume el control del reino, dejando como única opción de supervivencia al joven huir y esconderse, al menos hasta que llegue el momento de liberar su reino. Armado con el anillo del Unicornio, será años más tarde cuando él y sus aliados vuelvan a Cornia para poner fin a la ocupación forzosa y las injusticias impuestas por el imperio zenoirano a lo largo y ancho de las tierras de Fevrith.
Las cosas claras, la premisa del juego no es nada rompedora, ni mucho menos, pero juega sobre seguro para darnos una trama con posibilidades de éxito. En líneas generales, de hecho, recuerda bastante a lo que pudimos ver en varias entregas de Fire Emblem y Suikoden, y es precisamente de esta última legendaria saga donde coge inspiración para uno de sus aspectos más únicos: el enorme plantel de personajes que maneja, además de la filosofía de diseño para gamificar su presencia dentro del conjunto jugable.
Una historia de fantasía medieval con más de 70 personajes
Uno de los reclamos de lo nuevo de Vanillaware es la cantidad de personajes que vas a poder reclutar. Contando con más de 60 clases únicas, en mi viaje acabé con alrededor de 70 tropas no genéricas. De las implicaciones mecánicas de esto hablaremos, pero como primer contacto quisiera hacer hincapié en el encanto que derrochan todas estas tropas. Cada personaje tiene su propia historia, un diseño resultón —marca de la casa, pese a la ausencia de George Kamitani en este proyecto—, y una personalidad acorde. El resultado de esta ecuación deja un elenco de protagonistas dispar, curioso y que da pie a que encontrar más tropas sea uno de los reclamos principales de ahondar en el contenido secundario del título.
La premisa del juego no es nada rompedora, pero juega sobre seguro para darnos una trama con posibilidades de éxito
Evidentemente, muchos de ellos se unirán a ti durante la historia, pero para un porcentaje importante, vas a tener que salir de la trama principal para centrarte en misiones secundarias. Por último, imitando a la saga de Intelligent Systems, juntarlos en las batallas te permitirá desbloquear escenas exclusivas de todas estas personalidades interactuando entre sí, lo cual te permitirá profundizar en sus relaciones, personalidades, dilemas y vidas. ¡Hasta te los puedes llevar a la taberna para que estrechen sus lazos con una jarra de cerveza y una buena comida!
Siendo francos, la historia no está en la misma liga que el sorprendente y cautivador 13 Sentinels: Aegis Rim, pero es que no intenta serlo. Unicorn Overlord no se complica demasiado y en vez de buscar un guion enrevesado con millones de giros, lo que quiere darte es una meta clara en la que jugar sus cartas con maestría. En sus momentos más bajos, es una trama funcional, pero que no maravilla, pero es en sus puntos álgidos donde trae a partes iguales escenas épicas, sorpresas y personajes con profundidad y carisma. Aun así, al final el quid de la cuestión se reduce a buenos contra malos, y esto lo lleva de maravilla.
Como pasa en otras obras de talante épico y medieval, como Tactics Ogre o Final Fantasy Tactics, vas a tener un interesante baile de nombres, localizaciones y sucesos, la pesadilla de todo jugador adulto que no puede permitirse terminar un RPG de 50 horas en una semana. Por suerte, Vanillaware ha pensado en eso, y el juego goza de una enciclopedia interactiva que recopila sucesos de la historia, personajes y relaciones entre ellos. Incluso puedes ver repeticiones de sus escenas, por si se te escapa algún detalle o simplemente necesitas un recordatorio. El gamer de 34 años que hay en mí agradece este tipo de inclusiones
A destacar está también la localización al castellano, algo que da gusto ver en videojuegos con tantísimo texto. Tiene algunos fallos menores, como el molesto, pero difícil de ignorar, cartel de "Comienza de fase" en cada misión —algo fácil de arreglar en futuras actualizaciones—, y un par de patinazos en tono, pero a la hora de la verdad sabe darle sabor con elegancia a decenas y decenas de horas de textos, algo nada fácil de hacer.
Jugabilidad profunda por encima de todo
Ahora bien, un RPG táctico, por muy bien que maneje su historia, no es nada sin una jugabilidad férrea, y aquí este es el apartado estrella de Unicorn Overlord, uno de los títulos del género más densos que he catado en mucho tiempo. Creando una combinación única, estamos ante un juego de rol y estrategia en tiempo real pausable con combate por turnos automatizado de mundo abierto. Puede parecer que he escogido un montón de términos azar y los he juntado en la misma frase, pero esta receta compleja acaba por dar un gameplay loop que se siente profundo y complicado de buenas a primeras, pero extremadamente gratificante una vez empiezas a acostumbrarte a sus exigencias.
En los encontronazos con el ejército enemigo, controlarás a varios escuadrones de personajes a tiempo real —pudiendo pausar para hacer las gestiones de inventario, equipamiento o habilidades cuando quieras—. Una vez lleves a uno de tus batallones a chocar contra los rivales, comenzará un combate por turnos divorciado del resto de la acción, más o menos como sucedía en SMT Devil Survivor u Ogre Battle: March of the Black Queen. Esta es una de las partes más únicas y fascinantes del título, y es que lejos de introducir tú los comandos como en un juego de rol tradicional, vas a haber planeado la estrategia de antemano con un sistema de habilidades, prioridades y detonantes de activación muy similar al de los gambits de Final Fantasy XII.
El adjetivo para definir este apartado del juego está más que claro: profundo. A medida que subas de nivel y cambies tu equipamiento, irás recibiendo técnicas nuevas a gestionar. Pudiendo seleccionar el orden de prioridad de tus ataques, además de la circunstancia en la que usarlos o preferencias de objetivo (por clase, por porcentaje de vida, por estados alterados…), es una tarea titánica a la vez que entretenida sacarle todo el jugo a tus reclutas. Si eres fan de la microgestión, este aspecto te va a atrapar. Si no lo eres, no temas, pues puedes automatizar el proceso con tan solo un botón. El juego optimizará todo este sistema para ti, algo que muchos agradecerán cuando se encuentren usando a 35-40 personajes diferentes en cada combate, aunque sí que es verdad que vas a perder algo de granularidad y control sobre tus tropas haciéndolo así.
Por otro lado, estos luchadores no se mueven solos, sino que vas a tener que agruparlos dentro de escuadrones que moverás como una unidad en los mapas de batalla y enfrentarás a las unidades enemigas. Aquí hay más talante táctico si cabe, pues las más de 60 clases del título todas tienen sus pros, contras, fortalezas y debilidades, y vas a tener que trabajar duro para crear sinergias poderosas que se adecúen a las fuerzas enemigas. A esto hay que sumar que, en el campo de batalla, las clases también tienen técnicas propias que pueden utilizar, y no solo te servirán para hacer daño, sino que incluyen curas, resurrecciones, mejoras de estadísticas e incluso maneras de destruir trampas enemigas. Te conviene tener un abanico de posibilidades amplio en todo momento, pero con mesura.
Es tan ridículo —en el buen sentido— el plantel mecánico de clases que Unicorn Overlord maneja que hasta el final seguían presentando cosas
Es tan ridículo —en el buen sentido— el plantel mecánico de clases que Unicorn Overlord maneja, que incluso en mis últimas horas de juego Vanillaware me estaba presentando clases nuevas con sus pros, contras, sinergias y contraataques correspondientes. Aun así, si estás pensando que esto es demasiado, tienes que saber que el juego tiene una manga relativamente ancha y, lejos de lo que podía pasar con otros títulos del género, no te va a pedir que lleves todas tus unidades y combinaciones a la perfección. Es un maestro duro, pero uno que aprecia tus esfuerzos y no quiere suspenderte.
Aun así, hay más que hablar en cuanto al combate, y es que fuera de los choques entre escuadrones también hay elementos a tener en cuenta. En el mapa de cada misión, vas a necesitar estar pendiente de montones de obstáculos y amenazas: unidades enemigas, minas o trampas para osos, barricadas, catapultas, grandes ballestas, propiedades y eventos únicos de cada mapa y la defensa de tu propia base van a ser piezas del puzle táctico a encajar. No vale con tirar a tu unidad más potente hacia adelante y dejar que se cargue todo.
Por suerte para ti, esto no es unilateral, ya que vas a arrebatar a tus contrincantes esas molestas catapultas y ballestas y darle la vuelta a los combates, poner tus propias trampas para acabar con los enemigos, e incluso utilizar templos y construcciones mágicas para invocar otras condiciones favorables y arrasar con el enemigo. Si a esto le sumamos las habilidades de cada personaje de cada unidad, al final el potencial estratégico del título no solo es enorme, sino altamente texturizado.
El sistema de combate de Unicorn Overlord es uno de sistemas sobre sistemas sobre sistemas, y sé que sobre el papel puede parecer que todo esto es un absoluto caos. El mayor logro de Vanillaware con su título más ambicioso es, precisamente, que todo funciona. Las piezas encajan con suavidad y esta rocambolesca estructura de mecánicas, números, técnicas y posibilidades simplemente hace clic de manera natural. Está claro que vas a tener que pensar para ganar, sí, pero la magia de este RPG es que es más complejo que difícil, y lo único que te pide es que procures entenderlo. A partir de ahí, tu victoria está prácticamente asegurada.
Un mundo abierto lleno de contenido secundario
Fuera del campo de batalla, nos espera otra de las particularidades de este título: su mundo abierto. Lejos del enfoque de Fire Emblem, que te lleva de una misión a otra en orden hasta que acabes, la partida, aquí vas a tener que pasearte por el continente de Fevrith en busca batallas secundarias, misiones optativas —que pueden tener muchas formas diferentes—, elementos con los que interactuar en el mapa, puzles y, sobre todo, sus montones y montones de ciudades y pueblos. Estos últimos jugarán un papel clave en tu progresión y, aunque son secundarios, prácticamente se sienten obligatorios por la naturalidad con la que están alineados en tu camino.
Cada vez que llegues a una zona, tu rutina va a ser la siguiente: buscas las misiones de liberación de los asentamientos cercanos, derrotas al enemigo y por fin puedes comenzar a explorar todo lo que tiene que ofrecerte este mapa. Quitando los recursos que vas a hallar en tu camino (los cuales vas a usar, de hecho, para completar misiones de abastecimiento y reparación de las ciudades), te darás cuenta de que hay muchos puntos del mapa con los que no puedes interactuar antes de liberar las regiones, empujándote a convertirte en el liberador que todos quieren que seas.
Las recompensas de todo esto serán muy variadas: desde objetos y armas hasta las tres divisas del título: oro, honor y fama. La primera se explica sola: la usas para comprar en los pueblos. El honor te va a servir para mejorar tus escuadrones y hacer que quepan más personas dentro de ellos hasta un máximo de 5, haciendo aún más complejo el equilibrio antes del combate. Por último, la fama será lo que te permita acceder a otras recompensas, como subidas de clase para tus unidades y más expansiones.
Si eres de los que disfrutan del contenido extra y las sidequests, aquí vas a tener material para parar un tren, llegando incluso a desbloquear minijuegos de minería, un coliseo y hasta el extraño componente de multijugador online competitivo asíncrono. Dentro del coliseo, vas a poder enfrentar a una de tus unidades elegidas con las que otros jugadores hayan compartido. Ellos a su vez, se enfrentarán a las tuyas. Nada de esto ocurre en tiempo real, y no creo que hubiese echado de menos esta función si no hubiera estado ahí, pero habla perfectamente del caudal de contenido y ambición que tiene Unicorn Overlord.
Si eres de los que disfrutan del contenido extra y las sidequests, aquí vas a tener material para parar un tren
Como punto relativamente negativo, es imposible ignorar que, a medida que vas avanzando, esta fórmula de progreso se vuelve repetitiva, aunque no llegaría a decir que peca de monotonía. El mapamundi del juego esconde pasadizos secretos y otras sorpresas, pero al final puede acabar por convertirse en algo secundario y perder la magia de sus primeras horas. Yo, en concreto, me lo pasé genial porque me encanta mirar cada rincón, pero entiendo que a más de uno esta dinámica le pueda echar para atrás.
No falta el alma de Vanillaware
Como habrás notado, a lo largo del artículo he nombrado varias franquicias. Fire Emblem, Final Fantasy, Suikoden, Ogre Battle… las influencias de Unicorn Overlord son muchas y, lejos de ser eso algo negativo, es una de mis partes favoritas del título. Unicorn Overlord es muchísimo más que solo "El fire Emblem de Vanillaware", y nunca sacrifica ni una pizca de identidad mientras se nutre de quienes han venido antes. Esto es algo que se siente constantemente, pero en ningún lugar es más evidente que en su apartado artístico.
Las cosas como son, desde que jugué a Odin Sphere en la PlayStation 2, me ha enamorado la manera en la que este estudio se maneja visualmente. Con o sin Kamitani, Vanillaware sabe llevar un apartado estético maravilloso, artesanal y único —aunque a veces pueda pecar ser cómica y exageradamente picantón—, y en este juego no le ha faltado espacio para lucirse. Si bien es verdad que se echa en falta el diseño de criaturas tan maravilloso que vimos en Muramasa y Dragon's Crown, los personajes rezuman identidad a través de su estética, y todas las secuencias de combate y diálogos hacen que uno mire casi embobado la pantalla. Cada ataque, cada conversación, cada nueva localización, son todos preciosos y están tratados con una cantidad de mimo y detalle dignos de la identidad tan única del estudio nipón.
Aun así, cualquiera diría que sus animaciones lentas y trabajadas durante los enfrentamientos pueden llegar a cansar, y así es. Como solución, estos choques pueden ser vistos a cámara rápida, o simplemente saltados. Eso sí, si vas a perder un choque ,te recomiendo que veas la acción para saber qué es lo que ha fallado, o de lo contrario vas a tener grandes problemas a la hora de adaptar tu estrategia.
Ahora bien, queda la pregunta del millón de dólares: ¿cuánto dura el juego? Con tantísimo contenido extra, y siendo un RPG, cualquiera se esperaría decenas de horas de contenido, y así es, pero quizás sea más fácil de terminar de lo que te esperas. En mi partida tardé 43 horas en ver el final, habiendo tocado gran parte de lo opcional, pero sin haber visto el 100% del juego. Como todo lo optativo está casi incrustado en tu progresión lineal, tampoco creo que una partida a full tarde muchísimo más, pudiendo llegar el platino a las 60 y tantas horas, algo que está a años luz de las más de 200 horazas que le dediqué a ver todo lo que Tactics Ogre tenía que ofrecerme.
En definitiva, está claro que Unicorn Overlord es el videojuego más ambicioso de Vanillaware, y de lejos. Un RPG táctico con tantas capas de contenido y mecánicas puede parecer abrumador, pero una vez estás a los mandos todo simplemente hace clic. Con una curva de dificultad apta (tirando a fácil en algunos de sus segmentos), es un título de estrategia tan encantador como asequible. Como fan de sus creadores, me ha dado todo lo que esperaba y más, mucho más, y espero que consiga el cariño que se merece como una de las grandes sorpresas de 2024.
Pese a que pueda parecer exagerada la cantidad de elementos e influencias que maneja, nada sobra ni abruma en Unicorn Overlord. Es un RPG táctico tan complejo como permisivo que demuestra la polivalencia de Vanillaware y lo cimienta como uno de los máximos exponentes de la estrategia en consolas. Con un aire único y una visión distinta, está claro que estamos ante uno de los grandes lanzamientos de todo 2024.
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