Cuatro videojuegos, dos clásicos y dos algo más modernos, pueden parecer bastantes para una saga. Pero, en el caso de Deus Ex, quiero más. Cuando llegó Deus Ex Human Revolution, lo cierto es que no esperaba que la saga pudiera volver a ofrecer las grandes sensaciones de antaño, y creo que cumplió con creces. Mankind Divided, en cambio, creo que trataba un buen tema, pero, por alguna razón, no terminó de convencerme del todo. Y lo que es peor: no terminó de convencer a Square-Enix que dio carpetazo a la franquicia para dejarla descansar.
Así que mi primer motivo es la compra de Eidos Montreal y Deus Ex por parte de Embracer Group que, al hacerse tanto con el estudio como con los derechos del juego, puede acelerar la llegada de nuevas obras. Y digo nuevas, porque la compañía ya ha afirmado que ve potencial en remakes y secuelas tanto de esta saga como de Tomb Raider.
No. Lo que yo quiero es un juego nuevo. Uno que lleve a la nueva generación las fabulosas sensaciones de recorrer este entorno futurista y cyberpunk. Hay algo absolutamente fascinante en Deus Ex, que solo puedo definir como una mezcla entre terror y atracción, cuando contemplas su universo. Un mundo hermoso, fascinante gracias en parte a los aumentos (los implantes cibernéticos), pero también pavoroso cuando ves la civilización conquistada al completo por estas megacorporaciones... y también las consecuencias que tiene eso sobre las personas más desfavorecidas.
Una visión futura elegante y pavorosa
No solo la ambientación era buena. Como ya he mencionado en muchas ocasiones, soy un absoluto seguidor de la filosofía del immersive sim, y Deus Ex era uno que explotaba las posibilidades de la época a un nivel que dejó sorprendidos a muchos jugadores que nunca se habían enfrentado a una experiencia similar. Pero es que Human Revolution también hizo un buen trabajo, permitiendo al jugador elegir su forma de encarar cada misión, con acción, sigilo, hackeo, carisma o una combinación de todas ellas. Y, con lo mucho que escasea este tipo de diseño, la vuelta de Eidos Montreal con otro Deus Ex sería una forma de mantener viva la llama.
El mundo de Deus Ex tiene mucho estilo: es sobrio y elegante
Puede parecer una tontería, pero es que el mundo de Deus Ex tiene mucho estilo. No tiene nada que ver con el de Cyberpunk 2077, que tiene el suyo propio, más colorido y retro. El mundo de Deus Ex es sobrio y elegante. Solo de recordar detalles como el diseño de las americanas, camisas y abrigos de sus personajes... ¡y de esos increíbles techos de algunas habitaciones! El trabajo conceptual que había detrás de estos juegos es simplemente soberbio.
Pero quizá lo que más me duele con esta pequeña interrupción que hemos tenido de la saga es que no se hayan explotado todas las posibilidades que puede ofrecer el mundo de Deus Ex. Y creo que es ahí donde la nueva generación tiene mucho que decir. Un juego que aproveche la arquitectura de las nuevas máquinas para construir niveles más complejos, abiertos, sin ningún tipo de cargas y con una ciudad más viva, incluso sin recurrir al mundo abierto, creo que le sentaría genial para terminar de capturar la atmósfera única de Deus Ex.
Y lo mismo puedo decir de su narrativa. Los temas de fondo están ahí, y a base de explorar cada lugar terminamos por encontrar esa crítica social que tan bien le sienta a la franquicia. Mankind Divided, por ejemplo, trató de forma muy interesante las desigualdades sociales y una suerte de xenofobia hacia las personas con aumentos. Y puede parecer chocante, pero desde su lanzamiento en 2016 el mundo ha cambiado tanto, pero tanto, que está más que justificada la salida de un nuevo videojuego que nos pusiera de sobreaviso sobre los peligros y dilemas del mundo moderno.
Porque la ciencia-ficción, en su esencia primigenia, está para eso mismo. En la literatura es también llamada novela de anticipación porque intenta adivinar y prevenir consecuencias catastróficas para el ser humano antes de que sucedan, de forma que los lectores tomemos conciencia. Y eso mismo quiero, que Deus Ex sea el videojuego de anticipación por antonomasia. Es perfecto para ello.
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