Tengo gratos recuerdos de Katamari Damacy, uno de los videojuegos más raros y originales que he probado en mi vida como jugador. Siempre me han gustado los experimentos en el mundo del videojuego, y jugar a esta auténtica frikada japonesa en mi PlayStation 2 hace ya casi veinte años fue una experiencia memorable. Formar una bola con cualquier cosa que me encontraba por el camino era algo tan fresco como desternillante. Nadie nunca había hecho nada igual, y era divertido a más no poder.
Como os podéis imaginar, cuando apareció su secuela, We Love Katamari, no me lo pensé dos veces. Era tan bueno -o incluso mejor- que su predecesor, al introducir más niveles y una variedad de objetivos con mayor inspiración. La historia también tenía algo más de peso, aunque la clave fue mantener todo aquello que funcionaba, desde sus funcionales pero icónicos gráficos, hasta una banda sonora que introducía nuevos temas, sin olvidarse de seguir siendo extravagante y muy friki. Pura locura "made in Japan" que ahora está de vuelta con una remasterización que, sin cambiar demasiadas cosas, resulta muy recomendable.
La remasterización de un clásico de PlayStation 2
El estrafalario nombre que recibe este remaster es We Love Katamari REROLL + Royal Reverie y básicamente lo que hace es introducir resolución en alta definición para disfrutar de los simples pero carismáticos modelados originales. No hay cambios en este sentido, y la estética low-poly de entornos, personajes y objetos se mantiene intacta. Se entiende. Es clave de la esencia del título, que por otra parte tiene un colorido absolutamente barroco, algo apreciable en las no pocas escenas animadas que ilustran el argumento principal.
¿Y cuál es el pretexto narrativo? Disparatado. Tras el éxito del Rey del Cosmos en el primer juego, vuelve a La Tierra por petición popular de sus fans para seguir haciendo lo mismo… y eso es precisamente crear katamaris para colocarlos en el firmamento. Todo lo que tienes que hacer es mover los dos sticks del controlador para llevarte por delante todo tipo de utensilios domésticos, mobiliario urbano, plantas, árboles, flores, animales, personas… ¡y todo lo que te pueda imaginar! El objetivo es hacer una bola cada vez más grande y hermosa, desde unos pocos centímetros, hasta metros e incluso kilómetros.
Puede que si es tu primera vez, el control se te atragante un poco, porque puede hacerse extraño (cada stick funciona como si fueran los brazos izquierdo y derecho). Sin embargo, créeme que con un par de niveles ya estarás en harina y disfrutarás con la tremenda adicción del sistema de juego. No puedo explicarlo, pero el videojuego se hace enormemente satisfactorio cuando ves que esa valla, poste, roca o árbol que antes no podías llevarte por delante ahora forma parte de tu katamari. Todo mientras la lógica de lo absurdo te acompaña en cada situación que vives.
Nada tiene mucho sentido en lo que haces, pero la magia de We Love Katamari te empuja a hacer bolas de cosas cada vez más disparatadas. Esta remasterización añade ligeras mejoras en el control y la interfaz, pero sobre todo destaca por ofrecer una historia adicional (Royal Reverie) con nuevos niveles. Se agradece mucho para los que descubrimos el juego en PS2, pero es que además se integran el modo eterno (que permite jugar con libertad, sin límites de tiempo) y el modo selfie (porque había que adaptarse a los nuevos tiempos, por supuesto). Aparte, se integra un modo cooperativo para que dos usuarios desplacen la misma bola (algo muy caótico, pero menos es nada). ¡Hasta hay opción de pantalla partida por si queremos competir!
Keita Takahashi, el director del título original, siempre se opuso a la creación de este juego, porque una secuela iba en contra de su ideal de creatividad. Sin embargo, creo que muchos fans se alegraron muchísimo, porque este tipo de juegos no son la norma, sino la excepción. Por esa misma razón, veo una estupenda noticia que haya regresado en una nueva versión para más consolas (PS4, PS5, Nintendo Switch y Xbox), manteniendo todas las cosas buenas que tenía el juego inicial… y añadiendo contadas pero sustanciosas novedades.
No llega a las 10 horas de juego y por ello su longevidad no es tremenda, pero el tiempo que estás con él te lo pasas en grande y se agradece que llegue a precio reducido. Por todo lo demás, ya me contarás qué tal son tus katamaris y, en caso de que no lo conocieras, si forma ya parte de tus juegos favoritos (como es mi caso).
Si algo me demuestra esta remasterización, es que la idea detrás de Katamari es inmortal. El segundo título de la saga de Namco regresa con una puesta a punto gráfica y contadas novedades (nuevos niveles e incorporación de modos), pero me parecen suficientes para satisfacer a veteranos y atrapar a nuevos jugadores. We Love Katamari REROLL + Royal Reverie puede ser tu nuevo juego favorito, porque casi veinte años después no ha aparecido un juego tan friki y con una diversión tan extravagantemente japonesa.
Comprar We Love Katamari REROLL + Royal Reverie- Diversión extravagante y con mucho humor que soporta muy bien sus casi 20 años de edad.
- Pura adicción con un estilo friki muy japonés que lo hace único y muy reconocible.
- El remaster añade lo justo para convencer: gráficos HD, nuevos niveles e integración de modos.
- Su duración era justita y este videojuego no ha mejorado demasiado las cosas.
- El aspecto audiovisual era una locura low-poly y ahora se aprecia mucho mejor en HD.