Dándote una vuelta por las tierras de Hyrule en Zelda: Tears of the Kingdom puedes encontrarte con un montón de sorpresas. Aún me hallo en los comienzos de la aventura, pero ya me he topado con unos cuantos carteles de Kabalit, los oscuros abismos y… bueno, ya sabéis, soy otro de los que se les ha ido la mano con la herramienta de creación. Pero si hay un momento que me ha impactado de verdad, es cuando me he cruzado con las conocidas como manos tenebrosas.
La saga Zelda posee momentos perturbadores, como los últimos instantes de Majora's Mask antes de que caiga la luna, esa especie de zombis-momia que gritan cuando pasas a su lado en Ocarina of Time o la secuencia con avatares oscuros de Link que te explican parte de la historia en Twilight Princess. Sin embargo, creo que en Tears of the Kingdom van más allá, y aunque la aparición de la luna carmesí también se las trae, lo que se lleva la palma -y nunca mejor dicho- es que unas siniestras manos que surgen de la malicia te persigan sin descanso allá donde vayas.
Un momento siniestro que me recordó a Death Stranding
La primera vez que me encontré con las manos tenebrosas la reacción fue instintiva (y creo que bastante inteligente): huir. Es un nuevo enemigo, no conocía su comportamiento y además el mal rollo se apoderó completamente de la situación. Las manos emiten chillidos, reaccionan alocadamente cuando te ven y salen corriendo hacia tu posición. Además, les acompaña un charco de malicia, que en caso de tocarlo te arrebata corazones de vida sin compasión. La música que suena de fondo hace el resto, convirtiendo la escena en algo completamente siniestro.
El impacto fue similar a la primera vez que me encontré con los entes varados en Death Stranding. Creo que Nintendo se ha inspirado claramente en la obra de Hideo Kojima, poniendo esta especie de obstáculos que te puedes encontrar de manera fortuita mientras exploras el mapeado. Al igual que en el caso de Sam Porter Bridges, provocan una sensación de temor, de incertidumbre, de que caminar por esta Hyrule infestada por la malicia no es algo siempre seguro. Me gusta mucho el enfoque, porque además en estos encuentros el cielo se vuelve rojo y las nubes corren a toda velocidad.
Las manos emiten chillidos, reaccionan alocadamente cuando te ven y salen corriendo hacia tu posición
Las manos van en grupo, te detectan a bastante distancia y corren como el demonio. Si te atrapan, pueden quitarte no poca vida, pero lo peor es que son bastante insufribles (y muy resistentes a los ataques). En este sentido, me recordaron a las Wallmaster que llevan apareciendo en la saga Zelda desde el primer juego de NES. En ese primer título, podían plantarse delante de ti en la sala de una mazmorra, atraparte y devolverte al inicio. Vamos, lo que más te apetecía en ese momento…
La aparición de este rival en Tears of the Kingdom supone algo similar: un momento tenso, muy bien construido, pero al que puedes hacer frente pasadas unas horas. Si vas bien de corazones y cuentas con un arco, flechas y bombas, sufrirás mucho menos… ¡e incluso puedes derrotar a las manos! Basta con combinar las flechas con estos explosivos, o con cualquier elemento que queme a estos insistentes rivales. Tienes que armarte de paciencia, pero si lo haces bien tendrás recompensa.
The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom
¿Y qué ocurre una vez derrotado al grupo de cinco manos? No quiero desvelártelo, porque es una sorpresa que debes descubrir por ti mismo. Pero deberías hacerlo. Es otra de esas sorpresas que esconde Zelda: TOTK, un título enorme del que todavía quedan unas cuantas cosas por conocer.
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