¿Qué acabo de jugar? Tras terminar el último Alone in the Dark, todavía no estoy seguro del todo. Pero creo que la razón es que Pieces Interactive tampoco lo tenía muy claro. La reimaginación del clásico de 1992 intenta ser demasiadas cosas a la vez. Un juego moderno y clásico. Una historia de terror de muchos subgéneros, e incluso a veces mezclado con algo de comedia. Si esta era su intención es algo que no me ha terminado de quedar claro tras completar el juego. El caso es que la cosa no empieza mal del todo. Su arranque rinde homenaje al juego original de Frédérick Raynal y su fabulosa introducción que nos ponía los pelos de punta antes incluso de entrar en la mansión Derceto. Además, aquí también podemos elegir a quién queremos de protagonista, si a Edward Carnby, un detective privado; o Emily Hartwood, que quiere comprobar que su tío se encuentra bien tras recibir una extraña carta. Pero ahí terminan las equivalencias.
Comenzando con la propia mansión, que aquí es más bien un centro psiquiátrico en el que encontraremos a unos cuantos pacientes, personal de servicio y el psicólogo encargado de la institución. Los dos caminos de los protagonistas siguen más o menos los mismos puzles y la misma estructura de juego, aunque en ciertos puntos divergen. Es en la manera de contar la historia y sus cinemáticas donde encontramos más motivos para jugar cada una de ellas.
Solos en la identidad
Lamentablemente, allá donde mire encuentro problemas en este juego. La propia historia me ha dejado estupefacto de lo mal hilada que está, sobre todo con el detective Carnby. Recomiendo que empecéis con Emily si queréis enteraros mejor de algo, pero, aun así, el juego hace estragos para llevarte de un lado a otro con un mínimo de coherencia. Hay que hacer mucho esfuerzo de suspensión de la incredulidad para ver a estos personajes desfilar por pantalla de una manera tan tranquila ante los sucesos que están experimentando.
Lo que sí sé es que miedo no he tenido mucho
Además si quieres enterarte realmente de lo que está pasando, Alone in the Dark espera que leas una ingente cantidad de documentos, ya que los personajes dan por hecho desde el primer momento que lo estás haciendo. Esto le pasa aún más factura a la historia de Carnby, que al ser un personaje menos implicado en la historia, parece quedar casi siempre fuera de lugar. No tengo problemas en leer texto de vez en cuando, pero sí cuando se hace de manera tan forzada y en tantas ocasiones. Hay momentos conseguidos, y algunos guiños a obras clásicas (incluso me ha parecido detectar una a Prisioner of Ice), pero en líneas generales el problema que veo es que este reboot no termina de saber exactamente qué juego de terror quiere ser. A veces pretende ser una obra de terror gótico sureño; otras, un relato psicológico; y otras, un cuento basado en los mitos de Lovecraft.
Lo que sí sé es que miedo no he tenido mucho. Creo que el problema no está en la ambientación, que no está mal, sino en los monstruos en sí. No tienen presencia ni sensación de amenaza ninguna ni tampoco variedad, ya que estamos. Muchos momentos especiales se pierden por su comportamiento errático y tampoco ayuda que el combate sea bastante irregular. A las mecánicas de disparo se le une un cuerpo a cuerpo muy simplón. Hay algo interesante, y es la oportunidad de coger botellas y ladrillos por el escenario para ahorrar munición, pero tampoco es que necesitemos mucho todo esto, ya que la inteligencia de los enemigos escasea más que nuestras balas.
Dos personajes, mismos puzles
Hay puntos positivos. Su atmósfera ayuda bastante, ya que Pieces ha conseguido mezclar la mansión Derceto con otros lugares de formas locuaces e incluso se permite alguna que otra floritura cambiando el mundo ante nuestros ojos. Hay en todo él una pequeña gran inspiración en el remake de Resident Evil 2. De hecho, el tratamiento de sus personajes es muy parecido, ya que ambas campañas (igual que las de Leon y Claire) no se complementan exactamente, sino que alteran los sucesos del otro personaje que no controlamos, por decirlo de alguna manera. Pero también se nota en el propio mapa, que guarda la misma relación de colores para saber qué habitaciones hemos completado y cuáles no, así como ese juego de ir de un lado a otro desbloqueando puertas con llaves que vamos encontrando.
Lo que pasa es que lo hace todo de forma mucho, mucho menos elegante que el juego de Capcom. Al Alone in the Dark le cuesta enormes esfuerzos indicar el camino sin ser demasiado evidente, mientras que otras lo hace de formas forzadas. Lo peor de todo es que los abundantes puzles que nos encontramos son de la peor clase de rompecabezas. Cuando el juego se anuncia como una experiencia clásica, sin duda lo es, pero lo cierto es que termina siendo tedioso abusando de todo tipo de sliders y, sobre todo, puzles de rotación de piezas que al juego le encantan. No exagero: hay una ingente cantidad de ellos y el problema es que se sienten forzados y exógenos, es decir, bastante ajenos a la historia, además de poco originales.
No quiero decir que Alone in the Dark sea un completo descalabro, pero hay veces que esta mansión centenaria se tambalea y mucho. Me resulta extraño leer que la historia viene firmada por Mikael Hedberg, guionista de Amnesia y SOMA, cuando este último es de mis historias favoritas de los videojuegos. Aquí, sin embargo, noto una trama dispersa, que se justifica en lo onírico y surrealista, pero que no parece tener claras las cosas. A veces tampoco me ha quedado claro si es una comedia voluntaria o involuntaria, con algunos momentos rarísimos (en especial uno en el que uno de los monstruos te trae tu sombrero para pegarle un tiro después de ponértelo).
Al propio diseño de juego le pasa lo mismo. No parece saber qué quiere ser, si una experiencia algo más abierta, en la que recorrer Derceto sin saber qué ocurrirá detrás de cada puerta; o una más cerrada, en la que el juego controla todos los momentos. Al final opta por ambas cosas y, en el camino, pierde esa sensación de incertidumbre, ya que los momentos de "terror" están muy delimitados, por lo que la sensación de peligro desaparece casi por completo. Es en estos momentos en los que realmente te sientes solo en la oscuridad, abandonado por el diseñador.
Alone in the Dark quiere ser muchas cosas, pero no termina de centrarse en hacer bien ninguna. Su premisa, aunque poco original, puede resultar interesante, pero logra despistar al jugador entre sus vaivenes oníricos y sus dudas sobre qué tipo de "terror" quiere ser. El combate no es nada del otro mundo y su cantidad de puzles puede llegar a exasperar. Se salva por su ambientación, pero más allá de eso no he terminado de encontrar razones de peso para traer a la luz esta querida franquicia, que creo que va a seguir en la oscuridad mucho tiempo.
Comprar Alone in the Dark- Es una reimaginación del clásico de 1992, pero no comparte muchos elementos comunes.
- Podemos elegir entre dos personajes, de forma muy parecida a Resident Evil 2.
- Visitaremos más lugares aparte de la mansión Derceto.
- Hay muchos puzles de estilo rompecabezas, a veces demasiados.
- El combate con armas de fuego se apoya en cuerpo a cuerpo, pero no logra despuntar del todo.
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