Hace años, cuando tenía menos edad y una mala noche se curaba con una siesta al día siguiente, no en tres días hábiles como ahora (y ni por esas), me daba igual estar sentado en una silla cutre, de madera o heredada de algún familiar. No digo que pasase mis horas de juego en una tumbona de playa o algo así, pero no echaba cuenta a lo que era gastar en comodidad y salud. Con el tiempo, y ahora que me dedico a estar delante de un PC mínimo 8 horas al día entre trabajo y ocio, una buena silla no solo implica un gasto consecuente para la salud muscular, sino un seguro para poder pasar horas delante de una pantalla sin sentirme incómodo. Aquí es donde entra en juego la nueva silla de Nacon, la Pro PCCH-700, un periférico que rehúye el concepto de "silla gaming" y apuesta por un diseño sobrio y que busca, en última instancia, la comodidad; y no veas si lo consigue.
Y es que, ese pequeño desprecio al concepto de "silla gaming" no lo he hecho sin conciencia de causa. A excepción de mi anterior silla, una de oficina, todas han buscado seguir el concepto gaming a pies juntillas con ese estilo de asiento de vehículo deportivo, líneas muy marcadas y todas ellas con una construcción de polipiel horrible para vivir en la costa mediterránea —y, en general, en cualquier lado donde la temperatura suba de los 20 grados—. En este contexto, la marca francesa apuesta por una opción sobradamente asequible y práctica para los jugadores, con un precio de 299,99 euros en PCComponentes o por el mismo precio en Amazon; pero a la vez es capaz de competir con aquellas sillas de un rango superior a los 400 euros.
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¿Perfecto para el calor? Así son sus materiales
La primera impresión al desembalar la Nacon PCCH-700 es su solidez y elegancia. El montaje es sencillo e intuitivo, similar al estilo de muebles de Ikea. Su base de aluminio y el armazón de metal no solo proporcionan estabilidad, sino también una durabilidad notable, asegurando una sensación de seguridad durante largas horas de uso.
El material textil con inserciones de terciopelo no solo es visualmente atractivo, sino también extremadamente cómodo. Este tejido transpirable ayuda a mantener una sensación bastante más fresca de lo que esperaba durante sesiones prolongadas. Pero, lo mejor de todo, es que es perfecta para el verano. En mi zona, en la costa sureste de la península, las temperaturas por estas fechas ya ascienden por encima de los 24 grados centígrados a mitad del día, y aun así no he notado una sensación de bochorno o de malestar tras largas horas de uso con la silla.
No obstante, no hay nada infalible y pasar 5 horas por la tarde jugando a Elden Ring tiene su consecuencia: calor, sudor y una sensación de que la silla necesita airearse. En esto último, e hilando con lo anterior, la silla de Nacon aguanta bien las altas temperaturas y el sudor no se impregna en el material, así que perfectamente, cuando notes cierto calor y sensación de agobio, puedes estar seguro de que en los dos minutos que aproveches para estirar las piernas, le ha dado tiempo a ventilarse.
Después de un mes de uso, el material sigue intacto, sin signos de desgaste ni debilidad en las partes mecánicas. Aunque, sin embargo y como comentaré a continuación, el tamaño de los brazos de la silla y su construcción de plástico puede rasparse ligeramente en la parte frontal de los mismos en contacto con la mesa, en caso de que tengamos una no excesivamente alta.
Comodidad: a lo bueno se acostumbra uno bien rápido
Después de varias semanas de uso intensivo, la silla Nacon PCCH-700 ha demostrado ser un producto excepcional, superando mis expectativas sobre lo que una silla premium puede ofrecer. Eso sí, el periodo de adaptación ha costado cierto tiempo, y no porque la marca francesa no ponga de su parte, esto es enteramente desde la mía, y seguramente la tuya si tienes una silla mejorable. Como usuarios, nos adaptamos a las vicisitudes de los productos y cuando se nos es imposible cambiar dicho periférico, adoptamos unos movimientos, posturas y tiempos de uso acorde a sus necesidades. Esto se traduce en que algunas posturas rebuscadas que tenía para evitar la fatiga de las largas jornadas de trabajo o el dolor de espaldas no puedo replicarlas con esta silla y el motivo es tan simple como que el periférico de Nacon busca la comodidad ergonómica.
En este contexto, la silla de los galos apuesta por una construcción tremendamente robusta con un asiento que apenas se hunde, pero que no deja de ser cómodo incluso pasadas 8 horas sentado. Lo mejor de todo es que Nacon ha pensado en la ergonomía por encima de todo y la altura de la silla, tremendamente regulable hasta un máximo de 48 centímetros, ayuda a que podamos mantener las piernas y y la cadera en una bonita posición de L invertida, perfecta para evitar el cansancio de la zona lumbar. Incluso la extensión de su asiento, de algo más de 30 centímetros, consiguen que una persona como yo, de 183 centímetros de altura, se adapte bien a ella y no se sienta necesitado a cambiar de postura constantemente para mantener una buena posición.
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Eso sí, hablamos de una silla para gente alta y grande. Prueba de ello es que incluso con mi peso, de algo más de 100 kilogramos —la silla aguanta hasta 120 Kg—, no sientes ningún hundimiento ni problemas a la hora de amoldarte a ella. Además, el cojín cervical magnético —viene incluido en el embalaje—, y que permite ajustes rápidos y fáciles al margen de ser un añadido sobradamente cómodo y útil, es algo elevado. En este caso, he tenido que jugar al límite del imán para bajarlo un poco y que quede a la altura perfecta, por lo que ni de lejos es un aspecto negativo.
Y es que, estamos ante una silla con sus pequeños trucos. Si bien el cojín magnético ofrece una solución más práctica que las opciones tradicionales de goma elástica o velcro, Nacon esconde un ajuste lumbar mecánico mediante una rueda ajustable en el lado derecho del respaldo. Es algo tosco a primera vista, pero tremendamente inteligente para dejar al usuario elegir si quiere o no cojín lumbar, además de su tamaño.
Por otro lado, uno de esos detalles que quizá me ha dado algo más la lata son sus brazos. Vengo de unos estáticos que no permitían ningún movimiento y estaban acoplados directamente al respaldo de mi anterior silla. En este caso, y en forma de U, los brazos se instalan en el armazón inferior del asiento y permiten no solo ganar altura con un mecanismo de palanca simple y bienvenido, sino moverse de forma horizontal para adaptarse a la extensión de nuestros hombros y brazos; y también diametralmente. Sin embargo, su altura incluso en el ajuste más bajo es algo más elevada de lo que me habría gustado.
Esto implica que mi mesa, de unos nada desdeñables 50 centímetros de alto, va a chocar siempre con los brazos. Esto en las jornadas de juego no me ha resultado un problema pues, sobre todo cuando juego con mando, tiendo a reclinarme y alejarme un poco de la pantalla. En cuanto a las sesiones de trabajo escribiendo, maquetando y demás, he notado que he necesitado de mucho tiempo para hacerme a ella porque como tiendo a acercarme lo máximo posible, su altura y la imposibilidad de reclinar los brazos me impiden mantener una buena postura. Claro está, e hilando con lo del comienzo, uno busca sus posturas y si tienes una silla tan cómo da en su conjunto, te puedes adaptar fácil.
¿Vale la pena la Nacon PCCH-700?
Cuando hablamos de periféricos de este estilo que atacan principalmente a la ergonomía y buscan cumplir una serie de requisitos para nuestra comodidad, es difícil convenceros a través de un texto. En este caso, he querido daros un vistazo tremendamente personal a ciertos conceptos como la temperatura en la zona que vivo, mi altura o peso, para que os hagáis una idea.
De forma completamente honesta, la silla de Nacon es una inversión económica, que no barata, y plenamente recomendable para quienes buscan comodidad, durabilidad y un diseño premium. Sus múltiples características ajustables, materiales de alta calidad y construcción robusta la hacen ideal para largas sesiones de juego y trabajo, asegurando una experiencia cómoda y ergonómica en ambos casos. Para que os hagáis una idea, y con total sinceridad, antes no podía pasar varias horas jugando —trabajando no quedaba otra más que buscar la mejor postura y seguir adelante—, con largos parones e incluso dolores lumbares y de cuello que impedían pasar más de dos horas sentado delante del PC. Con la PCCH-700, puede llegar un sábado tarde-noche que el vicio sin mirar el reloj está asegurado.
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